Caso Baltimore
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16 de octubre 1891
El Caso Baltimore fue un incidente diplomático ocurrido el 16 de octubre 1891, entre los gobiernos chileno y estadounidense en el siglo XIX originado a raíz de un altercado de taberna protagonizado por marineros del crucero protegido USS Baltimore y citadinos en el puerto de Valparaíso en 1891. Las implicaciones geopolíticas involucraron bastante más que los hechos puntuales. La manipulación de la diplomacia estadounidense y el oportunismo argentino buscaron presionar al gobierno chileno recién elegido a quedar en una posición precaria de mediación.
La verdadera razón del altercado y ocultada por el comandante norteamericano del USS Baltomore fue que los marineros de EE. UU. estaban borrachos y la pelea se produjo cuando un marinero estadounidense escupió un Retrato de Arturo Prat, héroe nacional chileno.
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16 de octubre 1891: El incidente que empezó el caso Baltimore ocurrió el 16 de octubre 1891. El barco USS Baltimore estaba en la puerta de Valparaíso para proteger a ciudadanos estadounidenses y su propiedad.
Chile estaba en plena Guerra civil de 1891 entre las fuerzas de José Manuel Balmaceda, el presidente de Chile, y las fuerzas del Congreso chileno.
El Baltimore llegó a Valparaíso en abril y se quedó en Valparaíso hasta octubre. Las fuerzas del Congreso ganaron la guerra civil con la derrota de las Balmacedistas en la Batalla de Placilla en Agosto y el capitán del buque, Winifield Scott Schley, escribió a sus superiores que en su opinión la presencia del buque no era necesaria. Pero Schley fue ordenado a quedarse.
Había indicaciones que a los chilenos no le gustaban la presencia del Baltimore. Por esta razón, Winifield Scott Schley no permitió a sus marineros tener libertad a la orilla. Marineros de Alemania, Francia, Inglaterra fueron permitidos tener libertad, pero Schley sintió que había “sentimientos fuertes y de mucha hostilidad” de la población chilena. Pero en octubre su opinión del sentimiento público en Valparaíso cambió, reportando que “todo es tranquilo en Valparaíso, y las posibilidades de que todo colocarse mejora cada día.”
Bajada a tierra de 117 marineros estadounidenses
16 de octubre de 1891: Schley finalmente permitió 117 libertades a la orilla.
El día pasó sin incidentes. Winifield Scott Schley reporto que “Yo estaba muy impresionado por su disciplina, su limpieza, y su cortesía a todos que visten en las calles.” Otro oficial americano comentó que los marineros se comportaban bien, sobrios, e incluso saludaban a todos los oficiales de armadas extranjeras.
Taberna "True Blue Bar" de Valparaíso
Las dificultades empezaron cuando dos marineros estadounidenses Charles Riggin y John Talbot visitaron una taberna llamada "True Blue Bar", ubicado al oriente de la actual subida Carampangue, a los pies del cerro Arrayán.
Entre su borrachera de risas y copas, Riggin escupió un retrato de Arturo Prat, héroe nacional chileno. Esto provoco que un marinero chileno recién licenciado los increpara y quisiese comenzar una pelea con Riggin. Talbot intentó parar la pelea pero el marinero escupió en su rostro y Talbot lo empujó al suelo y lo hirió. Inmediatamente el resto de los marineros chilenos atacaron a los estadounidenses. Talbot y Riggin huyeron a la calle e intentaron esconderse en un tranvía, pero fueron alcanzados por obreros y boteros que rodearon la maquina y que bajaron a la fuerza a los dos marineros. La turba inmediatamente cayó sobre Riggin, acuchillándole y golpeándole repetidamente. Talbot intentó a ayudar a su amigo, pero huyó cuando él fue acuchillado en la espalda.
La turba persiguió a Talbot, acuchillándole y lanzadole piedras. Talbot trató de esconderse en una taberna, pero los chilenos lo encontraron, tratando de forzar la puerta cerrada fuertemente por casi una hora, hasta que lograron entrar. Lo arrastraron a la calle cuando llego la policía de Valparaíso, lo que permitió a Talbot escapar, cuando un policía lo llevó a la cárcel, asegurándose de ocultar su uniforme, bajó un abrigo grande.
Riggin no fue tan afortunado como su amigo.
Uno de ellos, el contramaestre Charles W. Riggins, cayó herido. La policía llegó a poner orden y mientras trasladaban al herido a una botica para recibir auxilio, este recibió un disparo de origen desconocido en el cuello, matándolo. La lucha callejera se generalizó en las inmediaciones del muelle de pasajeros y en las calles San Martín y Clave, ambas cerca de la Plaza Echaurren y en la calle Errázuriz, deteniéndose a varios tripulantes estadounidenses junto a civiles chilenos.
Resultaron fallecidos y gravemente heridos cuatro marineros:
- † Contramaestre W. Riggins asesinado de un balazo
- † W. Trumbull, con dieciocho heridas en la espalda, algunas con bayoneta, dos contusiones en la cabeza y varias magulladuras, falleciendo horas más tarde
- J. Hamilton, con heridas en la espalda y en las nalgas
- I. Talbot, con heridas en la espalda y varias magulladuras en el cuerpo
- J. Anderson, con dos heridas en la espalda.
Con heridas menos graves resultaron doce marineros:
- C. Panter
- J.H. Davison
- Guillermo Caulfield
- M. Honliham
- J. Smith
- J. Butley
- J. McBride
- J. Gielem
- W. Lacey
- R.J. Hodge
- J. Roouy
- J. Fredericks
Cerca de treinta marineros del USS Baltimore fueron arrestados, permaneciendo cuatro días en la cárcel algunos de ellos.
El resultado de los disturbios el 16 de octubre
- 2 marineros estadounidenses fallecidos
- 48 marineros estadounidenses detenidos
- 17 marineros estadounidenses heridos seriamente.
El comandante Winifield Scott Schley se informó de los disturbios la misma noche, pero decidió dormir y buscar más información sobre la situación en la mañana.
17 de octubre de 1891: La próxima mañana el comandante Winifield Scott Schley envió oficiales a Valparaíso para investigar la situación. El informe oficial de Schley sostenía que sus marineros no instigaron los disturbios y que ellos estaban sobrios. Según Schley, monjas en el hospital “declaraban sin reservación que los hombres estaban sobrios cuando ellos llegaban a esa institución.” Más prueba por su opinión que los marineros no instigaron el ataque fue la decisión del juez e intendente de Valparaíso de liberarlos “individuamente sin culpa.”
El Departamento de Marina de los Estados Unidos de América, después de recibir los informes de los desórdenes callejeros entre tripulantes del USS Baltimorey civiles chilenos, ordenó al comandante Winifield Scott Schley iniciar una inmediata investigación con el fin de aclarar la situación de carácter policial y comunicar el resultado al Gobierno de su país y a la Legación en Chile.
Controversia
La versión de eventos descritos por autoridades chilenas era muy diferente de la estadounidense. Según el comandante de la policía, los disturbios empezaron por culpa de los marineros estadounidenses, quienes empezaron la confrontación con el soldado chileno en la taberna. También ellos afirmaron que no dispararon a los marineros. En cambio, insistieron que la muerte de Riggin fue causada por una pistola de la turba. Muchos de los policías declaraban que no era más de un disparo.[1]
Nadie sabe exactamente que pasó pero es más probable que la afirmación de los marineros es la versión correcta, a lo menos por las acciones de la policía. No podía ser solo un disparo porque el otro marinero el Contramaestre W. Riggins también tenía heridas de balas. El caso Baltimore al principio era un incidente bastante pequeño, lamentable, pero no tan importante que los EE.UU. y Chile podían luchar en una guerra sobre el incidente. Pero el orgullo y la determinación de estar en lo cierto casi condujeron a los EE.UU. y a Chile a una guerra.
Crisis diplomática
26 de octubre de 1891: La crisis diplomática empezó el 26 de Octubre cuando el ministro EE.UU. a Chile envió una carta al ministro de relaciones exteriores chilena, Don Manuel Antonio Matta, describiendo el incidente de la perspectiva del comandante Winifield Scott Schley y comentó que el Gobierno de Chile todavía no se había disculpado.
Esta carta enojó al ministro, que respondió muy enojado y dijo que no pudo comentar más hasta el fin del sumario chileno. La respuesta de ministro fue interpretada por algunos periódicos estadounidenses como intento de negar cualquier culpa chilena.
También, los asuntos se pusieron peor por la falta de los chilenos de hacer el sumario tan rápido como los EE.UU. querían. Numerosos periódicos estadounidenses empezaron a surgir que puede ser necesario enviar la Armada estadounidense para recibir justicia. También, los chilenos comenzaban a creer que el ministro de los EE.UU. en Chile, Patrick Egan, pudiera deliberadamente estar retrasando la investigación.[2] La opinión pública estadounidense continúo deteriorándose en relación a la amabilidad de Chile cuando los norteamericanos oyeron del tratamiento de otro marinero estadounidense en la policía chilena.
Un marinero, Patrick Shields, del buque comercial Keweenaw fue detenido por la policía la noche de 24 octubre con cargos sobre embriaguez. La próxima mañana, una vez que fue liberado, Shields fue detenido otra vez. Shields no fue liberado hasta el 2 de noviembre. Durante este tiempo, Shields se puso a trabajar barriendo las calles y también limpiando los establos policiales y otros quehaceres, día y noche. Shields fue golpeado brutalmente si él hacia una pausa. Según el testimonio de Shields, él perdió “casi un cuarto de galón de sangre y sangrado por la nariz y las orejas” debido a los golpes. [3]
Cuando él pudo regresar a su barco, fue declarado incapaz para servicio por muchas semanas. El ministro de EE.UU. en Chile investigó su tratamiento y descubrió que las autoridades chilenas no le dejaban ver a un juez y que su nombre no fue registrado en los registros oficiales de la policía. El tratamiento de Shields convenció a la opinión publica de los EE.UU. que los ciudadanos americanos no estaban seguros en Chile. “El caso de Shields reforzado la aserción que la policía chilena uso fuerza excesiva hacia los marineros estadounidenses y carecía de todos instintos humanitarios.”
La carta de Matta y otros disparates diplomáticos casi empujaron a los Estados Unidos y Chile a luchar. El Presidente de los E.E.U.U., Benjamín Harrison, consideró la carta de Manuel Antonio Matta “como insulto personal” y en diciembre pidió el gobierno chileno retirar oficialmente la carta.
Washington pensaba invadir la zona de las salitreras
8 de diciembre de 1891: El presidente de los Estados Unidos, Benjamin Harrison, en el tradicional discurso sobre el estado de la Unión del 8 de diciembre de 1891, habló del incidente ante el Congreso en pleno. De inmediato, la embajada inglesa y otras advirtieron a Chile que Washington pensaba invadir la zona de las salitreras. Usando una resolución confidencial,
Resultado judicial Chileno
8 de enero de 1892: El Presidente de EE.UU, Benjamin Harrison detuvo las hostilidades de guerra contra Chile cuando Blaine insistió que no se hicieran demandas adicionales en contra de este país sudamericano. El 8 de enero de 1892, una corte chilena acusó a tres chilenos y a un tripulante estadounidense por sus acciones en el incidente callejero en el puerto de Valparaíso.
- 10 de diciembre de 1891: Mientras se esperaba sentencia de la corte chilena, el comandante del USS Baltimore recibió la orden de zarpar desde el puerto de Valparaíso y dirigirse al puerto de San Francisco de California.
13 de enero de 1892: El ministro plenipotenciario Patrick Egan, acompañado por los encargados de las Legaciones de Italia y de España, procedió a embarcar a los últimos refugiados políticos a bordo de la cañonera USS Yorktown, anclada en Valparaíso y al mando del comandante Evans, de reconocidos sentimientos anti chilenos, quien se encargaría de transbordarlos al buque John Elder que, a su vez, los trasladaría hacia Europa.
El comandante Evans envió un telegrama al secretario de Estado Tracy, recomendando iniciar la guerra contra Chile.
20 de enero de 1892: Doce días después, el Gobierno del presidente Jorge Montt solicitó la remoción del embajador Egan como representante de los Estados Unidos de América, solicitud que no tuvo respuesta. El presidente Benjamín Harrison, con la aprobación de Blaine, envió un duro mensaje a Chile rechazando las acusaciones de la corte chilena, insistiendo que el incidente del USS Baltimore había sido un ataque deliberado a marinos estadounidenses vistiendo uniforme, negándose a discutir la posición de Egan y demandando una disculpa apropiada y una reparación adecuada por los daños hechos a los tripulantes del crucero USS Baltimore.
Chile jamás tuvo miedo de entrar en guerra con Estados Unidos, por lo que cometía disparates.
21 de enero de 1892: Pero el gobierno chileno también cometió otro disparate diplomático. El gobierno chileno pidió al gobierno estadounidense retirar a Patrick Egan y dijo que Egan era persona non grata. Esta petición enfureció a Harrison aún más. Él decidió el 21 de enero enviar una carta al gobierno chileno diciendo:
“si las partes ofensivas del envío de 11 de diciembre no son retiradas inmediatamente, y una disculpa adecuada no es ofrecida, con la misma publicidad que tenían las expresiones ofensivas, no tendrá ninguna apertura a él excepto terminar relaciones diplomáticos con el gobierno de Chile.”
La crisis se acercó aún más a la guerra cuando los chilenos no respondieron inmediatamente. Cuando él no había recibido una respuesta, Benjamín Harrison fue al Congreso estadounidense. Harrison pronunció un discurso que casi pidió para una declaración de guerra.
El Embajador de E.E.U.U. un Irlandés que odiaba a Gran Bretaña y a Chile, pues Chile estaba y está unido históricamente a Gran Bretaña
Desde el año 1889, ejercía el cargo de ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de América ante Chile, Patrick Egan, un irlandés de nacimiento que había huido de la justicia británica a los Estados Unidos de América.
Posteriormente, obtuvo la ciudadanía estadounidense, pero su rencor contra el Reino Unido hizo sospechar desde un comienzo a la prensa estadounidense si acaso ese sería un buen diplomático en un país como Chile con tan estrechas relaciones históricas, económicas y personales con Gran Bretaña.
Según Pedro Montt Montt, ministro plenipotenciario de los congresistas ante Washington DC, Egan informaba continuamente al secretario de Estado de los Estados Unidos de América, James G. Blaine, que la Guerra Civil era fomentada por Gran Bretaña y que una derrota de Balmaceda tendría consecuencias negativas para los Estados Unidos de América; en Gran Bretaña se temía exactamente lo contrario, que los Estados Unido será quien fomentaba la guerra y que, en caso de que los balmacedistas fueran los triunfadores, la influencia británica se debilitaría.
Tras el término de la Guerra Civil de Chile de 1891 y de la derrota de los balmacedistas, muchos de sus partidarios encontraron asilo en la Legación de los Estados Unidos de América. Esto aumentó la tensión entre el representante del Gobierno estadounidense y el nuevo Gobierno de Jorge Montt, tanto por las sospechas chilenas de posibles conspiraciones que estarían organizando los asilados como a las sospechas estadounidenses de que las protestas frente a su Legación eran orquestadas por el Gobierno de Montt. Patrick Egan, apoyado por el secretario de Estado de los Estados Unidos de América,a comienzos de octubre de 1891, exigió salvoconductos de salida del país para todos los asilados.
Chile decide calmar las pasiones
25 de enero de 1892: El presidente Jorge Montt había resuelto con su gabinete ceder ante las presiones y disculparse por los incidentes, por la demora en la investigación y retirar expresamente las instrucciones enviadas al embajador Matta y expresado su acuerdo en que la Corte de los Estados Unidos investigase los hechos.
28 de enero de 1892: La administración de Jorge Montt recibió mensajes de varios países europeos informándole que los estadounidenses estaban preparando un ataque bélico por mar y tierra hacia Chile.
Ante la gravedad de la amenaza,se produjo un drástico cambio en la política exterior chilena. El ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Antonio Matta, renunció y fue reemplazado por Luis Pereira Cotapos, de espíritu conciliador y negociador frente a conflictos, quien se reunió con Egan en forma cordial y la policía secreta estadounidense, dedicada al espionaje, fue retirada de la Legación de los Estados Unidos de América y los refugiados pro-balmacedistas fueron autorizados a abandonar el país sin ser arrestados.
Una nota oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile reflejó un cambio de actitud condenando los hechos ocurridos en Valparaíso, ofreciendo excusas y satisfacciones a las demandas de los Estados Unidos.
Febrero de 1892: Definitivamente, en el mes de febrero de ese mismo año, tomando en cuenta las declaraciones de cuatro testigos de los hechos delictuales:
Testigos juduciales
- El Contramaestre del muelle fiscal
- El dueño de la taberna “Stag”
- El dueño de la taberna “Royal Oak”
- y la de un fletero
La Corte chilena condenó a prisión a los tres chilenos acusados en enero.
Julio de 1892: El Gobierno chileno ofreció pagar, a título gracioso, la suma de US$ 75.000 a los familiares de los dos tripulantes fallecidos y de los heridos,que el presidente Harrison aceptó y bastó este gesto para que Washingtone calmara sus ánimos hostiles y las relaciones diplomáticas volvieran a la normalidad
Este mensaje le fue transmitido al presidente Harrison, quien este día comunicó al Congreso "el cambio en la actitud de Chile" asociándolo implícitamente a su duro ultimátum, sin considerar que la disposición de buen ánimo del gobierno chileno era de larga data.
El oportunismo una vez más de Argentina
Argentina una vez más vio un oportunismo en este caso. Nunca ha sido capaz de declarar la Guerra a Chile en forma solitaria, siempre busca que otros países inicien un conflicto para ella meter sus garras. Los historiadores internacionales llaman a esto oportunidad y cobardía. Ya lo había realizado en la Guerra del pacífico, donde le quito a Chile la Patagonia chilena.
En diciembre de 1891, la Armada de los EE.UU. empezaba a planear operaciones contra los chilenos. También, Argentina avisó a los Estados Unidos que fuerzas estadounidenses podían cruzar territorio argentino y que también Argentina podía proporcionar a la armada estadounidense carbón. Por esa ayuda, Argentina quería ganar territorio en el sur de Chile.
La situación era muy grave para Chile. Pero, para evitar la guerra, el ministro de asuntos exteriores decidió acceder a los condiciones de los Estados Unidos. “En realidad, la resolución del caso no tenía nada del drama de su despliegue.” Chile acordó pagar reparaciones a las familias de los marineros. También, Chile renuncio la carta ofensiva de Manuel Antonio Matta. Finalmente, Chile decidió permitir que Egan se quedara en Chile hasta que Chile pudiera exhibir suficiente causa para su expulsión.
Luis Santiago Sanz, ex embajador argentino y autor del libro “El caso Baltimore” publicado en el año 1998, presenta la tesis argumentando que en el apoyo ofrecido por Argentina al Gobierno estadounidense en caso de guerra, habría existido la oferta de participación del Perú en una triple alianza. La República Argentina, apoyando la invasión estadounidense, ocuparía militarmente y por su propia cuenta las costas australes del territorio oceánico del Pacífico de soberanía chilena; además, se habría gestado un apoyo diplomático secreto, sin participación militar del Perú, a los Estados Unidos de América.
Estanislao Zeballos, titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina durante el Gobierno del presidente Carlos Pellegrini, intentó aprovechar el conflicto iniciado por el incidente del USS Baltimore con el fin de consolidar la disputa limítrofe entre los países andinos de Chile y Argentina y el apoyo solidario a favor del presidencialismo de Balmaceda, utilizando tres estrategias: La primera, como ya se ha escrito, la concesión de paso de tropas estadounidenses por territorio argentino para invadir Chile por el norte –se repite e insiste que esta afirmación ha sido discutida por varios investigadores. Una segunda, abastecer con pertrechos a las fuerzas de invasión estadounidenses, desde Salta y Tucumán y de carbón a las naves de guerra de ocupación.
Brasil apoya a Chile
Por último, Argentina entregaría información confidencial sobre el poder naval y militar chileno solicitando, a cambio, la concesión soberana de las tierras australes en disputa desde el año 1856.
Como existía una controversia pendiente de territorios en Misiones entre Brasil y Argentina, Brasil estaba dispuesto a alinearse con Chile en caso que Argentina entrara en acciones hostiles contra Chile.
Fondeó una división naval estadounidense en el puerto de La Plata, con orden de navegar hacia Chile; sin embargo, esta expedición no levó anclas por intervención del Gobierno de Brasil, que arguyó que cualquier provocación externa contra una nación sudamericana heriría el sentimiento solidario de América del Sur[4].
El caso Baltimore demostró lo infantil que llega a ser los Estados Unidos
El caso Baltimore parece muy infantil para observadores modernos. Que dos naciones pueden ir tan cerca de la guerra por razones que consideramos tan insignificantes es casi inconcebible en la modernidad. Goldberg caracteriza el caso como un intento para flexionar el poder de los Estados Unidos, para demonstrar su poder a Europa y a su gente.
Para Goldberg, el caso también significa que los Estados Unidos todavía no se había colocado en su posición como poder mundial. “Desde la diplomacia de los EE.UU. antes de 1898 frecuentemente finjo el hecho que estatus como poder mundial había estado indisputable para años, el gobierno estadounidense a menudo exageró la necesidad para acción enérgica o poderosa.” [5] Según Goldberg, “una transformación en la política exterior estadounidense no llegara hasta que el ascenso de EE.UU. ha sido reconocido por su población propio.”
Pero esta interpretación no es buena. Puede ver en otro incidente que el comportamiento de los EE.UU. no fue debido a que los EE.UU. no reconocia su nueva estatura. En el incidente Water Witch, un embrollo entre los EE.UU. y Paraguay que también casi terminó en una guerra, tenía muchos elementos en común con el caso Baltimore.
Roosevelt apodado "The Chilean Volunteer"
Hubo un ganador claro en todo este alboroto: los partidarios del expansionismo militar en EE.UU. Y entre ellos uno muy especial: Theodore Roosevelt, el futuro presidente de la política del “Gran Palo” (Big Stick). No mucho tiempo después, la esposa del político, en una conversación, comentaría sobre esas jornadas, “¿Te acuerdas cómo acostumbrábamos a llamar a Theodore el "Voluntario Chileno" y burlarnos de él por sus sueños de encabezar una carga de caballería?”.
No serían meros sueños. En EE.UU., luego del “asunto chileno”, las autoridades le hicieron caso a Mahan y Roosevelt, y comenzaron a construir, entre 1894 y 95, su primera serie de naves de guerra de 10 mil toneladas. Con ellas, Washington iniciaría sus intervenciones: Hawaii, Cuba, Filipinas, Puerto Rico, Haití, Nicaragua, China. Muchas de ellas elaboradas y encabezadas por Roosevelt. De quien, al enterarse de ellas, el Káyser Guillermo II del Imperio Alemán, siempre decía: “¡Ese es mi hombre!”. The Chilean Volunteer[6].
El incidente Water Witch entre Estados Unidos y Paraguay
El incidente Water Witch empezó bastante bien, sin animosidad entre los estadounidenses y paraguayos. El buque Water Witch bajo el mando del teniente Thomas Page salió de los Estados Unidos con la misión de explorar y trazar un mapa del Río de la Plata y sus tributarios en febrero 1853.
El Water Witch entró a la región del Río de la Plata en el río Paraguay en Brasil y continuó hasta el río Paraná en la frontera con Argentina. El presidente de Argentina, Justo José Urquiza, quien el año anterior había abierto todos los ríos de Argentina a todos, ordenó a todas las provincias argentinas que ayudaran al Water Witch con cualquiera de sus necesidades.[7].
El buque exploró el Paraná hasta la frontera de Paraguay y preguntó del presidente Paraguayo, Carlos Antonio López, permiso para proceder a Asunción. El presidente trató el Water Witch y su capitán muy bien y le dio permiso para explorar el río Paraguay hasta Bahía Negra, muy cerca de la frontera con Brasil y Bolivia.
López no les dio permiso para continuar hasta Brasil porque él temió que si sentaba precedente de navegación abierta del río Paraguay, Brasil podía explotar esto para dominar a Paraguay. Pero la decisión de López prohibió a los brasileños explorar y desarrollar su propio territorio en Mato Grosso. Page, ignorando el orden de López, exploró hasta Corumbá, Brasil. [8] Sorprendentemente, esta violación de los deseos de López no tenía consecuencias serias para las relaciones entre los Estados Unidos y Paraguay. Lo que realmente complicó las relaciones diplomáticas fueron las acciones del cónsul estadounidense, Edward Hopkins.
Agosto de 1854: El hermano de Hopkins era atacado por un soldado Paraguayo. Hopkins estaba furioso y fue a López, “en botas de montar y espuelas, llevando su sombrero y con un látigo de mano, gesticulando violentamente y exigiendo satisfacción”. López castigó al soldado pero no dio a Hopkins una disculpa oficial. Esta decisión de López enfureció a Hopkins y causó una ruptura entre los dos. López expulsó Hopkins de Paraguay. Hopkins, temiendo por su vida, pido de Page protección. De esa manera, Page se enredó en el conflicto.
El conflicto entre López y Hopkins también se extendió en el tratamiento de López a la compañía que Hopkins representó. López, con el pretexto de que la fábrica de la compañía fuera construida en tierra obtuvo ilegalmente, tomó la tierra y la propiedad de la compañía. [9] Pero eso solo fue una excusa porque la tierra había sido adquirida legalmente completamente, la causa verdadera de la confiscación de López era el conflicto con Hopkins y la rentabilidad de la propiedad de la compañía. [10] López no permitió a Hopkins ni a los representantes de la compañía salir de Paraguay, Hopkins por la falta de pago de sus deudas al gobierno de Paraguay, y los representantes porque ellos rechazaron dar a López la escritura de su fábrica. Page por lo tanto decidió asegurarlos y llevarlos de Asunción bajo la protección de sus cañones el 29 de septiembre. Page con esta acción, enfureció y temió a López. Cuando Page salió Asunción, López cerró sus ríos a la navegación de todos extranjeros. Más tarde en octubre, Page recibió la autoridad de actuar como negociador de navegación entre Paraguay y los EE.UU y envió unos de sus oficiales entregar la carta oficial al ministro de relaciones exteriores paraguayo. El ministro no la aceptó, rechazando aceptar nada más que una copia en español. Page, faltando un traductor con suficiente conocimiento de español, y sabiendo que el gobierno paraguayo si tenía traductores, estaba furioso. Page pidió al secretario del Estado permiso regresar a Asunción con el Water Witch y otro buque para asegurar la aquiescencia de López. El secretario, por supuesto, no aprobó su petición.
Febrero: Page envió el Water Witch bajo el mando de unos de sus tenientes, William Jeffers, a explorar el río Paraná en la frontera de Paraguay y Argentina. En el curso de sus exploraciones, el buque pasó cerca de un fuerte paraguayo. Los paraguayos intentaron parar al Water Witch, por la orden de López que cerro los ríos paraguayos a todos, pero porque el Paraná es en la frontera de Argentina y Paraguay y el buque si tenía permiso para explorar de Argentina, Jeffers no prestó mucha atención a los paraguayos. El fuerte disparó dos tiros en blanco, pero su tiro de advertencia, por falta de una puntería mala, golpeó el timonel y le mató. El Water Witch trató de devolver el fuego, pero no pudo porque no tenía tantos cañones ni suficiente espacio en el canal para maniobrar sin peligro para combatir el fuerte. (Comisión de Relaciones Exteriores, 50-1) Jeffers regresó a Page quien preguntó al capitán de otro escuadrón de buques americanos para regresar a Paraguay y destruir el fuerte. Este otro capitán rechazó sin permiso del secretario de la Armada para una acción punitiva. Al principio, los Estados Unidos no prestó tanta atención al incidente Water Witch. El congreso estadounidense investigó el incidente y decidió que la culpa era de Paraguay y que el Presidente Pierce “está autorizado…a usar cualquier fuerza que en juicio puede ser necesario.” Pierce, porque tenía muchos problemas domésticos, no hizo nada. Su sucesor, James Buchanan, decidió forzar a Paraguay dar satisfacción por el ataque y envió “la expedición putativa más grande durante un tiempo de paz jamás reunida durante la edad de la vela.” La expedición tenía como su misión asediar y ocupar Asunción. López, por el consejo de Urquiza, se disculpó por todo, acordó pagar compensación a Hopkins y la Armada, y abrió sus ríos a la navegación estadounidense.
Semejanzas
El incidente Water Witch es muy similar al caso Baltimore. Los dos empezaron por insultos pequeños y casi terminaron en la guerra. Aunque los incidentes aparecieron muy tontos para observadores modernos, para personas en el siglo XIX los episodios eran tan importantes que ellos estaban listos para pelear, morir y exigir reparación para el honor de la patria.
Los dos incidentes no fueron a la guerra porque Chile, en el caso Baltimore, y Paraguay, en el incidente Water Witch, eran más débiles que los EE.UU. La actitud de muchos en el siglo XIX se ejemplifica en el consejo de teniente Page cuando aconsejó al secretario del Estado que “hay algunos gobiernos con quienes relaciones pacíficas y amables… pueden mantenerse solo por una exhibición de fuerza suficiente y una determinación a someterse a ninguna indignidad.” [11] Lo que se consideró acciones aceptables para naciones durante del siglo XIX era bastante diferente de lo que se permite hoy. Por lo tanto, considerando el caso Baltimore con el incidente Water Witch en la mente, el caso Baltimore ya no aparece como una falta diplomática, sino más bien como un episodio donde la diplomática siguió reglas muy diferentes y donde que una acción que hoy se considera infantil era completamente legítima. Las leyes de la diplomática en el siglo XIX eran diferentes que hoy, si países no jugaron con respeto de estas leyes, ellos ya la perdieron[12]
Fuentes y Enlaces de Interés
- El caso Baltimore de Joyce Goldberg
- José Miguel Barros Franco (1950) “El caso Baltimore, apuntes para la historia diplomática de Chile”. Santiago de Chile.
- José Miguel Barros Franco (1963) “Don Estanislao Zeballos y el incidente del Baltimore”. En: “Mapocho”,órgano oficial de la Biblioteca Nacional de Chile, Tomo I, Nº 2, Santiago de Chile.
- Germán Bravo Valdivieso (2002) “El incidente del USS Baltimore”. Editorial Altazor. Santiago de Chile.
- Henry Clay Evans (1927) “Chile and the relations with the United States”.Duke University Press, Durham.
- August Skoddenheim: I dont know if I can spend some time of mine to say that History is told so badly that i am surprised. First of all, US sailors were all drunken, and the fight ocurred when a us sailor spit on a Prat´s Portrait, Arturo Prat was a chilean national hero. This was seen by other chilean sailors, as drunken as americans, and the fight began. the us and chile sailors fought using knives and guns. this simple fight of drunken sailors soon turned into one greater problem because of the lies of us captain (who tried to avoid troubles for his lack of discipline) and a lot of small misundertandins between chile and us governments[13]. Traducción: La historia está tan mal contada que me sorprende. En primer lugar, todos los marineros de EE. UU. Estaban borrachos, y la pelea se produjo cuando un marinero estadounidense escupió un retrato de Arturo Prat, que es un héroe nacional chileno. Esto fue visto por los marineros chilenos, tan borrachos como los estadounidenses. Comenzó la lucha, los marineros chilenos peleaban con cuchillos y pistolas. Esta simple pelea de marineros borrachos pronto se convirtió en un problema mayor, debido a las mentiras de nuestro capitán (que trató de evitar problemas por su falta de disciplina) y de muchas pequeñas faltas entre los gobiernos de Chile y nosotros.
- ↑ El caso Baltimore/Joyce Goldberg
- ↑ El caso Baltimore/Joyce Goldberg
- ↑ El caso Baltimore/Joyce Goldberg
- ↑ historianaval/Caso Baltimore/pdf
- ↑ Goldberg, 143
- ↑ revistaenfoque/El día en que EEUU casi le declara la guerra a Chile
- ↑ McKanna, 9-10
- ↑ McKenna, 11
- ↑ Comisión de Relaciones Exteriores, 71
- ↑ Comisión de Relaciones Exteriores, 71
- ↑ Comisión de Relaciones Exteriores, 39
- ↑ EL USS BALTIMOREEN LOS DÍAS POSTGUERRA CIVIL DE 1891,DURANTE EL GOBIERNO DEL ALMIRANTE JORGE MONTT
- ↑ navalhistory.org/Casi Baltimore