Pedro de la Gasca

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  Pedro de la Gasca   Bienvenido a Biografías  

Sacerdote, funcionario, diplomático y militar español

Pedro de la Gasca o Pedro Lagasca (☆ Navarregadilla de Ávila, Corona de Castilla, agosto de 1493-† Sigüenza de Guadalajara, Corona de España, 13 de noviembre de 1567) fue un sacerdote, funcionario, diplomático y militar español del siglo XVI, nombrado caballero de la Orden de Santiago y consejero del Tribunal del Santo Oficio.

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1493

Nació en Caballería de Navarregadilla, Ávila, España, en una familia de acomodados hidalgos.

1513

Después de la muerte de su padre, se matriculó en la Universidad de Alcalá, donde se graduó de bachiller en derecho. Durante la guerra de las Comunidades colaboró con el bando realista.

1522

A partir de este año completó su formación universitaria en Salamanca.

1531

Este año sé licencia en Teología en el Colegio Mayor de San Bartolomé. Fue maestro de artes, juez de estudios y posteriormente rector de dicho colegio. Desempeñó una canonjía en la Catedral de Salamanca y fue nombrado juez metropolitano de la Catedral de Toledo.

1537

Fue nombrado Vicario de Alcalá y pasó luego al Consejo de la Inquisición y fue también visitador del reino de Valencia. En todas estas actividades demostró siempre gran fidelidad a la Corona.

1541

Este año en Perú, Diego de Almagro "el Mozo", y leales asesinan a Francisco Pizarro en venganza por la muerte de su padre, ocurrida tres años antes. Como consecuencia, se produjo una guerra entre pizarristas y almagristas.

1542

La promulgación de las Leyes Nuevas de Indias acabando con las encomiendas, había alzado a todo el Perú.

1544

Su primer virrey, Blasco Núñez de Vela arriba en 1544

1546

El Virrey Núñez de Vela en su afán de cumplirlas acabó derrotado y degollado en Añaquito, Ecuador (enero de 1546)[1]. Gonzalo Pizarro, caudillo de los pobladores descontentos, se adueñó de la tierra. Estos hechos hicieron que el emperador Carlos V requiriera sus servicios en los dominios americanos.

16 de febrero de 1546: Este día La Gasca fue nombrado Presidente de la Audiencia del Perú, con la tarea de pacificar el Perú, que se hallaba en el más absoluto caos tras la sublevación de Gonzalo Pizarro. Obtuvo un poder general para actuar en una situación de excepción. Se le encargó establecer nuevamente la Real Audiencia y se le dio derecho para ejercer la justicia en todo tipo de asuntos, incluso para declarar un indulto general y expulsar a los que persistieran en rebeldía.

Salió de San Lúcar de Barrameda en 1546, acompañado, entre otras personas, de dos oidores y de Alonso Alvarado, con el nombramiento de presidente de la Audiencia de Lima y la misión de pacificar Perú.

Pedro de la Gasca arribó primero a Nombre de Dios, Panamá, donde se enteró de la derrota y muerte del Virrey Núñez. Venía con el ánimo de persuadir a los subalternos de Pizarro y lograr una solución pacífica al conflicto. Sin embargo, Gonzalo Pizarro se negó a cualquier transacción.

Comenzó entonces a reclutar a los capitanes que estaban con el rebelde haciéndoles ver los poderes que traía. Hernán Mejías, Aldana e Hinojosa, jefe de la flota pizarrista surta en Panamá, se pasaron al bando real, abortando con su deserción el plan de Gonzalo de matar al cura.

1547

La Gasca abandona Panamá en abril de 1547, con más de 20 barcos y las tropas que había organizado. A fines de junio, está en Tumbes, y de ahí sale para Trujillo. A Hinojosa le nombra capitán general y le ordena que vaya a Jauja con tropas, remite a Lorenzo de Aldana a recorrer las costas del Perú, recogiendo a los que deseaban abandonar a Gonzalo y apoderándose de Trujillo, ciudad donde repartieron cartas, citando en Cajamarca como centro de reunión para marchar sobre Gonzalo. El navío que este remitió para recuperar el puerto (Trujillo) se unió a La Gasca, lo mismo que las ciudades de Guayaquil, Piura, Tumbes y Puerto Viejo. Las deserciones dentro del campo pizarrista eran enormes. Dentro del mismo Perú, Centeno se había sublevado y apoderado del Cuzco y Alto Perú, quitándole a Gonzalo una fuerza poderosa.

1948 Batalla de Xaquixahuana (también escrita como Jaquijaguana o Jaquijahuana)

En abril de 1548 logró derrotar definitivamente a los rebeldes en la Batalla de Xaquixahuana, en la que participó Pedro de Valdivia, quien había concurrido al Perú el año anterior y se había colocado bajo su mando.

9 de abril de 1548: La Gasca dirigió una expedición contra los pizarristas sublevados. Se enfrentaron en la Pampa de Anta, a 15 km de Cuzco. A priori las fuerzas de Pizarro eran inferiores en número, mucho más antes de comenzar el combate cuando muchos de sus partidarios se pasaron al ejército de La Gasca. Gonzalo Pizarro debió rendirse al ejército real, fue ejecutado dos días después.

Pizarro fue juzgado y condenado a muerte e incluso su casa fue arrasada hasta los cimientos. Sobre el sitio se derramaron grandes cantidades de sal para impedir que allí germinara, incluso, la hierba.

Después de la batalla, La Gasca puso en práctica una serie de medidas administrativas, económicas y de protección de los indios, con las que pretendía mantener la estabilidad de Perú y favorecer los intereses de la metrópoli.

En septiembre de 1548, entra en Lima siendo nombrado Padre Restaurador y Pacificador.

1549

A principios de 1549, llegan los oidores para la Audiencia de Lima. De acuerdo con ella y con los obispos, La Gasca envía visitadores por el virreinato, a fin de que le informen en todos los aspectos. Su mayor preocupación era mejorar la situación de los indígenas. Quiso exonerarles del servicio personal, poniendo en práctica una Real Cédula que ordenaba su abolición. Pero las alteraciones que se produjeron al no haber en el país acémilas (llamas para carga) y negros suficientes para reemplazar a los indios, le hicieron aplazar el cumplimiento de lo mandado.

Para premiar la participación de Pedro de Valdivia en Xaquixahuana, La Gasca reconoció el título de Gobernador que a aquel le había concedido el Cabildo de Santiago. En una carta que el mismo Conquistador envió a sus apoderados en la Corte, les instruyó de:

“informar asimismo como fui, estando ya preso Gonzalo Pizarro e aquellos capitanes, a hablar al presidente (La Gasca), y en viéndome me dijo: Señor Gobernador -que hasta allí siempre me llamaba capitán- vuestra merced ha dado la tierra a S. M. Yo le respondí que se le había dado Dios, y yo sirviéndoles como criado y vasallo, y que besaba las manos a sus señoría por tan gran merced y favor...”.

La acción de Valdivia no impidió, que el mismo La Gasca ordenara su detención y enjuiciamiento debido a las acusaciones que llegaban desde Chile.

Entre 1548 y 1549 impulsó expediciones de descubrimiento que dieron lugar a la fundación de ciudades como Barco, realizada por Núñez de Prado, o La Paz (Bolivia), por Alonso de Mendoza. Además, dictó medidas para intensificar la explotación del cerro de Potosí, lo que significó una fuerte afluencia de metales preciosos a las arcas estatales.

1550

27 de enero de 1550: Deja Perú y regresa a España, con su apoyo Antonio de Mendoza es nombrado nuevo Virrey, y continuó vinculado a los asuntos de Indias como asesor del monarca, el cual, en reconocimiento a su eficaz gestión en ultramar, lo nombró obispo de Palencia en 1553 y de Sigüenza en 1561.

† Su muerte en 1567

Falleció en Sigüenza el 13 de noviembre de 1567.

Fuentes y Enlaces de Interés

  • Encina, Francisco Antonio: Historia de Chile desde la prehistoria hasta 1891, Editorial Nascimiento. 1948
  • Carramolino, Juan Martín (1872). Historia de Ávila, su provincia y obispado: Volumen 3 (Copia digital).
  1. Esta larga campaña, con tan variadas y extrañas peripecias, terminó pues en el campo de Iñaquito (o Añaquito, cerca de Quito), donde se dio una batalla entre las fuerzas que obedecían al Virrey y a Sebastián de Benalcázar y las que comandaba Gonzalo Pizarro. Combatió en ella Blasco Núñez Vela desesperadamente lanza en mano haciendo prodigios de valor y de fuerza no obstante sus muchos años, hasta que al fin, rota la lanza, cayó a un golpe de maza que le descargó Hernando de Torres, vecino de Arequipa. Benito Suárez de Carbajal, hermano del factor Illán, halló moribundo al Virrey tendido en el campo y auxiliado por el clérigo Francisco Herrera, y después de prodigarle los más groseros insultos, se dirigió a degollarle. Pero uno de los presentes, llamado Pedro de Puelles, le contuvo diciéndole que era mucha bajeza oficiar de verdugo en un hombre ya caído, por lo que Benito ordenó entonces a un negro esclavo suyo que hiciera el trabajo: el viejo Virrey recibió la muerte con dignidad y entereza. La cabeza cortada fue arrastrada por el suelo hasta Quito en donde se le puso en la picota; de sus blancas y luengas barbas hizo Juan de la Torre (llamado “el madrileño” para distinguirlo de su homónimo, el de los Trece de la Fama), un penacho que colocó en su gorra y lució como trofeo en las calles de Quito y de Lima.

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