Paracaidismo
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Presentación
A lo largo de la historia ha habido muchos otros intentos fallidos. El primer paracaídas práctico fue inventado en 1783 por Louis-Sébastien Lenormand. El aeronauta francés Jean Pierre Blanchard dejó caer un perro equipado con un paracaídas desde un globo en 1785, y en 1793 aseguró haber realizado el primer descenso humano con éxito utilizando un paracaídas. En adelante, los paracaídas se convirtieron en un elemento habitual del equipamiento de los pasajeros en los globos aerostáticos, y después de la Primera Guerra Mundial se adoptaron como sistemas de seguridad para los pilotos y los pasajeros de los aviones.
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1797
22 de octubre de 1797: Este día se logró el primer de muchos saltos de exhibición en paracaídas (atestiguados) desde su globo de hidrógeno a 350 m de altitud. Su primer salto lo realizó sobre París, Francia, con miles de personas observándolo en el parque de Monceau. El paracaídas de Garnerin estaba hecho de seda y tenía un poste de sostén que hacía que se viera como un enorme paraguas reforzado. Estando parado en una cesta en el extremo del poste, Garnerin lanzaba su paracaídas que oscilaba violentamente (se agitaba de un lado a otro) porque el paracaídas no tenía orificios de ventilación, y el aire debía escapar por un lado y después por el otro.
André Jacques Garnerin es considerado como el primer paracaidista de verdad, habiendo realizado numerosos saltos y entre ellos uno de 8000 pies de altura (aproximadamente 2430 metros) sobre Londres con un paracaídas con campana de seda de unos 7 metros de diámetro. Su esposa, Genevieve Labrosee, fue la primera mujer en saltar en paracaídas, en el año 1798. Su sobrina Elisa saltó 40 veces entre 1815 y 1836.[1]
En 1804, el astrónomo Jerôme Lalande, que había sido testigo de los experimentos de Garnerin, ideó la válvula o abertura superior, con lo que consiguió reducir las oscilaciones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los ejércitos generalizaron el uso de los paracaídas mediante cuerpos especiales, que eran lanzados en zonas situadas detrás de las líneas del enemigo desde aviones de transporte. A menudo la altura de vuelo era pequeña y los paracaídas estaban diseñados de manera que se abrieran automáticamente al saltar mediante grandes cintas unidas al avión de transporte. En las guerras posteriores, los paracaídas se han utilizado para dejar caer equipamiento pesado, como tanques, camiones y cañones. La tela de un paracaídas de equipamiento pesado puede llegar a medir hasta 30 metros de diámetro.
1912 Franz Reichelt Primer intento fallido de paracaidismo de la historia moderna
Franz Reichelt fue un sastre franco-austriaco y el primer hombre que intento probar un paracaídas en la historia moderna.
Para probar su invento, utilizó primero un muñeco que lanzó desde lo alto de la Torre Eiffel, por entonces la estructura más alta del mundo. El muñeco se estrelló contra el suelo, pero Reichelt argumentó que, por ser un muñeco, no tenía la posibilidad de abrir los brazos.
Entonces, decidió probar su invento él mismo. Las autoridades de la Torre Eiffel se negaron, diciendo que Reichelt necesitaba un permiso especial de la Policía. Extrañamente, la Policía otorgó ese permiso, pero, antes, las autoridades de la Torre Eiffel le hicieron firmar un documento que las liberaba de toda responsabilidad si el invento fallaba.
4 de febrero de 1912: por la mañana, unos cuantos espectadores y agentes de policía se hallaban reunidos al pie de la torre. Además un equipo de filmación con por lo menos dos cámaras estaba preparado para registrar el acontecimiento.
La pelicula[2] nos muestra a Reichelt, desde lo alto, dudó mucho antes de saltar. Finalmente lo hizo. Cayó de forma violenta, dejando un considerable agujero en el suelo.
1922
12 de junio de 1922: El Capitán A. W. Stevens de U.S. Air Service, establece un récord de salto en paracaídas desde 24.206 pies de altura.
Historia del Paracaidismo en Chile
1924 En Chile se realiza el primer salto en paracaídas
28 de septiembre de 1924: En Chile se realizó el primer lanzamiento en paracaídas, efectuado por el aviador alemán Otto Heinecke. Ese mismo día el primer chileno en saltar en paracaídas fue el teniente Francisco Lagreze Pérez, perteneciente al Ejército y que luego paso a prestar sus servicio en la Fuerza Aérea de Chile. Pasada las 11:00 AM subió a la cabina trasera del Avión llamado“José Abelardo Núñez”, piloteado por el teniente Rafael Sáenz, encumbrándose a una altitud de mil metros desde donde salto, convirtiéndose en el primer chileno y sudamericano en realizar dicha prueba.
Domingo 28 de septiembre 1924, a las 10:30 horas
28 de septiembre de 1924: Ingresaba a la Escuela de Aviación el ministro de Guerra y Marina, Almirante Luis Gómez Carreño, nombrado recientemente en ese cargo por la Junta Militar.
A continuación el paracaidista Heinecke fue presentado al ministro, dando una pequeña disertación sobre las capacidades de su paracaídas. Luego de doblarlo convenientemente dentro de su funda, en cuya labor le colaboraba activamente su esposa Elisa, Heinecke acondicionó el implemento a su espalda y subió a la cabina trasera del Avro “José Abelardo Núñez”, piloteado por el teniente Rafael Sáenz.
En pocos minutos el avión alcanzó los 800 metros, altura programada para efectuar la prueba.
Un estruendoso aplauso se dejó oír cuando vieron a Heinecke lanzarse al vacío y luego de algunos segundos, su caída era detenida bruscamente al abrirse totalmente el paracaídas, iniciando alrededor de los setecientos metros, un suave descenso que lo trajo a tierra en la misma pista de aterrizaje.

El Teniente Francisco Lagreze
28 de septiembre de 1924: Momentos más tarde, ante la natural expectación de los presentes, el Teniente Francisco Lagreze Pérez, se presentaba militarmente ante el General Contreras, pidiendo autorización para ejecutar un salto con el paracaídas de Heinecke, petición a la que el General accedió previa consulta al Almirante Gómez Carreño, quien viendo una gran decisión y valentía en este gesto del joven aviador para realizar tan arriesgada maniobra, no pudo menos que autorizarla. El Teniente Lagreze era perteneciente al Ejército y luego paso a prestar sus servicios en la Fuerza Aérea.
Con paso firme y decidido el Teniente de Ejercito Lagreze, acompañado del paracaidista alemán, tomó colocación en la cabina del de Havilland piloteado por el Teniente Oscar Herreros Walker, el que lentamente tomó ubicación en el punto de despegue y se elevó por los aires.
El cielo azul, despejado de nubes colaboró en la ejecución del salto, que se realizó cuando el avión alcanzó los mil metros. Desde allí, luego de recibir las últimas instrucciones, el oficial saltó al espacio cayendo libremente durante algunos segundos, que parecieron interminables para los espectadores, quienes emitieron una exclamación de alivio cuando vieron desplegarse la seda del paracaídas, el que ya convertido en un gran hongo flotante, frenó bruscamente la caída del novel paracaidista, quien al llegar a tierra realizó una rápida flexión de piernas, lo que no le impidió golpearse sobre una piedra suelta del terreno, provocándole una ligera dislocación en un tobillo.
Por otro lado el ingeniero alemán Otto Heinecke, anunció en la ocasión que realizaría algunos saltos en la capital, antes de regresar a su país.
5 de octubre de 1924: Este domingo se programó un salto en los Campos de Sports de Ñuñoa, para lo cual las autoridades deportivas anunciaron un programa doble de fútbol entre Morning Star versus Green Gross y 1º de Mayo versus Ferroviarios y un programa atlético con los mejores representantes de la especialidad.
El primero de ellos fue Francisco Lagreze Pérez, oficial del Regimiento Coquimbo, comandado en la Escuela de Aviación y el segundo fue el Piloto Aviador Naval, Agustín Alcayaga Jorquera, quien efectuó su salto sobre el mar el 11 de noviembre de 1924.
Francisco Lagreze también fue el primer aviador militar en aterrizar en La Serena y además, se desempeñó como Jefe del Aeródromo de Ovalle.
25 de mayo de 1932: Lagreze fue protagonista de un grave accidente aéreo en el Cajón del Maipo, donde un piloto perdió la vida. Pese a resultar herido de gravedad pudo seguir con su vida militar.
8 de febrero de 1953: ESte día fallece Francisco Lagreze Pérez, en la ciudad de La Serena, su funeral se desarrolló con honores en el Regimiento 21 Coquimbo. Sus restos hoy descansan en el Cementerio Municipal de La Serena, tal como fue su voluntad.
1924 Agustín Alcayaga Jorquera. fue el primer paracaidista chileno en lanzarse al mar
11 de septiembre de 1924: Agustín Alcayaga Jorquera fue el primer aviador, en lanzarse en paracaídas sobre el mar a una altura de 800 metros, el día 11 de noviembre de 1924, causando la admiración de los habitantes de Valparaíso que observaban desde los cerros porteños.
El aviador y Piloto 2° naval Agustín Alcayaga, quiso realizar lo propio por parte de la Armada de Chile. Fue así como se ofreció voluntario para realizar el que se convertiría en el primer lanzamiento en paracaídas sobre el mar en Chile.
En horas de la tarde de aquel 11 de noviembre y solo con algunas instrucciones del técnico Heinecke abordó el bote volador Felixtowe 2A «Guardiamarina Zañartu», piloteado por el Teniente Francke y además como tripulación iban el Teniente Díaz y los mecánicos Constanzo y Gómez.[3]
La voluminosa aeronave despegó desde Valparaíso y ascendió hasta una altura de 800 metros, siendo poco más de las 17:00 hrs el audaz aviador naval Agustín Alcayaga se lanzaba con el -entonces- novedoso sistema de paracaídas. Siempre en estas pruebas surgen imprevistos, siendo en este caso el hecho que se inició un fuerte viento el cual comenzó a desplazar la trayectoria de descenso en dirección, nada menos que al Acorazado Almirante Latorre que se encontraba fondeado en la bahía. Por fortuna y ante la mirada de admiración y preocupación del numeroso público congregado en la ciudad puerto el Piloto 2° Alcayaga cayó directamente al agua y fue rescatado por una lancha de la propio Acorazado Latorre[4].
1925 Agustín Alcayaga Jorquera repite el salto desde 1000 metros
1970
En la década de 1970 el paracaidismo deportivo se hizo muy popular gracias a un sistema de liberación rápida del paracaídas principal que, además, abre uno de reserva basado en los tres anillos o aros, diseñado por el ingeniero Bill Booth que permitía a cualquier persona practicar el deporte fácilmente.
Paracaidista militar
Un paracaidista militar es un miembro de una organización militar entrenado para saltar en paracaídas sobre un objetivo.
La principal misión de las unidades paracaidistas es el transporte de tropas o personal especializado a un lugar específico, realizando labores de sabotaje y eliminación de objetivos concretos que puedan perturbar el avance del ejército. También se incluyen en sus misiones, el rescate, la protección y el traslado de personas, tanto militares como civiles que sean importantes objetivos.
Uno de los rescates efectuados por paracaidistas más destacables fue el realizado a Benito Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial por paracaidistas alemanes al mando de Otto Skorzeny.
1940 Por qué los paracaidistas gritan Jerónimo
A mediados de 1940, el paracaidismo se encontraba en franco desarrollo dentro de las fuerzas armadas estadounidenses. En julio y agosto de dicho año, comenzaron los entrenamientos experimentales con la creación de una pequeña unidad denominada Pelotón de Pruebas de Paracaídas. Este grupo de 50 voluntarios, especialmente seleccionados, no sólo entrenaba con altos estándares de disciplina, sino que dio forma a las técnicas de paracaidismo que marcarían la actividad.
El soldado de 24 años Aubrey Eberhardt, proveniente de una granja en Georgia, era el paracaidista más corpulento del pelotón. Junto a tres compañeros, cierta noche decidió escapar del agobiante calor refugiándose en la fresca sala del Main Post Theatre, donde proyectaban el western de la Paramount, Gerónimo, de 1939.
La película, desbordante de acción, presentaba al actor nativo americano, Victor Daniels, en el papel del cacique apache Geronimo, de carácter indómito e inalterable.
Tras la película, los cuatro compañeros caminaron hacia las barracas. En el trayecto, uno de ellos preguntó a Eberhardt si al día siguiente saltaría sin temor del avión. Eberhardt, cuyo valor no solía ser cuestionado, respondió que no sentiría temor, y que, para demostrar su presencia de ánimo, gritaría algo justo después de saltar. Dado que el grupo estaría separado por varios cientos de metros, algunos de ellos en el aire y otros en el suelo, Eberhardt insistió en que gritaría una palabra que pudiera ser escuchada por todos. Al preguntar sus compañeros qué gritaría, pensó algunos segundos; eligiendo una palabra distintiva, e inspirándose en la figura penetrante de Gerónimo, eligió dicha palabra.
Al día siguiente cumplió su promesa. Los compañeros de Eberhardt escucharon la palabra Gerónimo repetida una y otra vez desde que el paracaidista saltó del avión hasta que sus pies tocaron el suelo.
Como los pelotones de diferentes sitios se visitaban unos a otros, la tradición se fue extendiendo por todo el mundo.
Fuentes y Enlaces de Interés
- ↑ William Shepard Walsh (1913). A Handy Book of Curious Information: Comprising Strange Happenings in the Life of Men and Animals, Odd Statistics, Extraordinary Phenomena, and Out of the Way Facts Concerning the Wonderlands of the Earth. J. B. Lippincott Company.
- ↑ Franz Reichelt’s Death Jump off the Eiffel Tower (1912) | British Pathé
- ↑ Libro Aviación Naval de Chile de Carlos Tromben, Edición 1987
- ↑ Libro Aviación Naval de Chile de Carlos Tromben, Edición 1987