Papisa Juana

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Presentación

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La leyenda de la papisa Juana trata acerca de una mujer que habría ejercido el papado católico romano ocultando su verdadero sexo. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario. Otras versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras dicen que el periodo fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII.

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La papisa Juana: Roma, siglo IX. Los habitantes de la dudad están atemorizados por la plaga de langostas: no sólo destruyen los cultivos sino que los millones de cadáveres de insectos contaminan el aire causando innumerables muertes por intoxicación entre los animales e incluso entre las personas. Desesperados, los ciudadanos salen a las calles exigiendo la presencia del papa, que desde hace meses no ha sido visto en público.

Finalmente el papa comparece ante los romanos para contrarrestar con sus plegarias la aparente ira divina. La procesión parte de la plaza de San Pedro en dirección a Letrán, cuando de repente, en un callejón, sucede algo espantoso: inesperadamente el papa cae al suelo y, en mitad de la calle, da a luz un niño. El papa es una mujer!

La multitud, enfurecida, arrastra a madre e hijo hacia los muros de la dudad donde los apedrean hasta la muerte.

Imagen medieval de la muerte de la papisa Juana

Algunos cronistas de la época sostienen que la papisa era natural de Mainz, Alemania (otros en cambio afirman que nació en Inglaterra), y se dice que estudió en Atenas disfrazada de hombre. Gradas a su erudición fue ascendiendo hasta llegar a las más altas instancias de la iglesia católica y, en el año 855, tras la muerte de León IV, se convirtió en papa con el nombre de Juan VIII. Su pontificado duró dos años, siete meses y cuatro días.

Por lo visto nadie conocía la auténtica identidad del papa excepto su ayuda de cámara, con el que supuestamente mantenía una apasionada relación amorosa. Según parece gradas a la sotana pudo ocultar el embarazo sin problemas.

Aunque la Iglesia católica considera que esta historia obedece tan sólo a una leyenda, existen indicios que nos hacen sospechar que realmente existió una papisa Juana: no sólo se encontró una estatua de una mujer con su hijo y una placa conmemorativa en el lugar en el que se habría producido el parto, sino que, por orden del Santo Padre, el callejón en cuestión fue eliminado para siempre del recorrido de las procesiones.

Además, en el siglo XV se incluyó un busto en la galería de los papas de la catedral de Siena con la inscripción: «Juan VIII, una mujer de origen inglés» donde permaneció hasta que fue sustituido en el siglo XX por una estatua del papa Zacarías.

Sin embargo, la que considero la prueba más fehaciente de la existencia de una papisa es, precisamente, la silla de mármol que se utilizó desde el año 1099 hasta el siglo XVI para la ceremonia de apertura de un nuevo pontificado. En el centro del asiento se había dispuesto un agujero circular a través del cual se debían verificar los atributos masculinos del nuevo candidato. ¡Nunca más debía repetirse un caso como el de la papisa Juana!

El mito de la Papisa Juana, la única mujer que gobernó la Iglesia

Llegó a liderar la institución gracias a su gran oratoria. Historiadores atribuyen la leyenda a un intento de desprestigio de la figura de Juan VIII por su actitud benevolente

115 cardenales decidirán a partir de este martes quién es el hombre que toma las riendas de la Iglesia Católica. Será el Papa número 266 en dos milenios de historia, todos ellos varones... o al menos eso parece. Los cónclaves están envueltos en miles de leyendas y anécdotas, pero una de ellas pone en cuestión que todos los líderes de la Iglesia hayan sido hombres.

Según el mito, una mujer disfrazada de varón fue elegida Papa y gobernó entre los años 855 y 857, hasta que comenzó a sufrir las contracciones de un parto en medio de una procesión y dio a luz en público a su hijo, lo que provocó la ira de los fieles.

Juana nació cerca de Maguncia (actual Alemania) y las versiones sobre por qué escondió su feminidad son múltiples, desde el miedo a una posible violación hasta el amor por un joven estudiante que la obligaba a aparentar ser hombre para estudiar cerca de él. La única confluencia que guardan todas las versiones de esta leyenda es que Juana tenía un gran poder de oratoria y que eso le sirvió para labrarse un futuro dentro de la Iglesia. Juana entró en la religión como copista bajo el nombre masculino de Johannes Anglicus. En su nueva situación, Juana pudo viajar con frecuencia de monasterio en monasterio y relacionarse con grandes personajes de la época.

Por entonces, la elección papal dependía de las votaciones de todos los fieles de Roma y su popularidad la alzó al liderazgo de la Iglesia. Juana tuvo entonces la desdicha de convertirse en la amante de un embajador, y quedó embarazada. Disimuló su estado gracias a las enormes túnicas que vestía pero finalmente dio a luz durante una procesión. A partir de ahí las distintas versiones del mito vuelven a contradecirse entre sí. Algunos dicen que fue lapidada por los fieles airados y otros que murió atada a los pies de un caballo que la arrastró por toda la ciudad hasta extramuros.

Desde entonces y, para evitar nuevos casos, se fabricó un asiento papal conocido como «sedia stercoraria» que disponía de un agujero en el centro del mismo. Según numerosos escritos, éste se utilizaba una vez elegido nuevo Papa tras el cónclave y su función era determinar mediante el palpado testicular si el nuevo Pontífice era realmente un varón.

Aunque hay numerosos escritos respecto a la papisa Juana no se precisa a qué Pontificado corresponde, aunque se barajan los de Juan VIII o Benedicto III. La hipótesis principal sobre la génesis de esta leyenda es un intento de desprestigio de la figura Juan VIII por su actitud benevolente con otras iglesias. Esto provocó que fuese tachado de poco varonil y se le adjudicara una «actitud femenina».

A pesar de que la historia niegue la existencia de la papisa Juana, numerosos cuadros representan su leyenda e incluso Liv Ullman dirigió una película sobre la única mujer que pudo algún día liderar la Iglesia Católica.

Fuentes y Enlaces de Interés

  • Ortega Blake, Arturo (2005). La papisa Juana (Ioannes Angelicus, La mujer que se convirtió en Papa). México: Grijalbo Random House Mondadori. ISBN 978-970-810-156-1.
  • Royidis, Emmanuel (2000). La papisa Juana. Traducida por Estela Canto de la versión inglesa de Lawrence Durrell. Barcelona: Edhasa. ISBN 84-350-9979-2.

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