Matanza del Seguro Obrero
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11 de marzo de 1966
La Masacre de Obreros de 1966, ocurrió el 11 de marzo de 1966 en el asentamiento minero de El Salvador, donde fueron asesinadas 8 personas, seis trabajadores y dos mujeres del campamento minero por parte de las fuerzas del orden del estado, realizándose de esta forma la primera masacre del gobierno del democratacristiano (DC) Eduardo Frei Montalva.
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3 de enero de 1966
3 de enero: Mientras en el parlamento se discute la ley de Chilenización del cobre, se inicia una huelga legal en el sindicato de El Teniente, con ella la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) hace un llamado a las demás mineras a la solidaridad con esta lucha, la cual pedía mejoras salariales de un 283,9%, muy por sobre lo que la compañía proponía que era un 125,5% y también bastante distante de la propuesta del gobierno de un 147,7%
1 de marzo
1 de marzo de 1966: Los primeros dos meses de la huelga trascurrieron sin mayores hechos relevantes, no fue hasta el día 57 de la huelga, cuando los campamentos mineros de Potrerillos, El Salvador, Llanta y Barquito, paralizaron sus faenas en apoyo a sus compañeros de El Teniente (1 de Marzo), siendo este hecho calificado como una muestra de solidaridad de clase por parte de los diversos sectores obreros y mineros.
El mismo día en que se inicio el Paro en el norte, se declaró el estado de emergencia en el departamento de Chañaral, produciéndose gran cantidad de allanamientos de casas, ordenados por el Gobernador subrogante Coronel Roberto Viaux Marambio, respaldado por el Intendente Joaquín Vial, en los cuales se detuvieron a los dirigentes sindicales Julio Arancibia (Secretario del Sindicato de Potrerillos), Carlos Gómez (Presidente del sindicato de El Salvador), Jaime Sotelo (Secretario del sindicato de El Salvador), Pablo Gutiérrez y Hernán Carranza (Ambos dirigentes de los trabajadores de Barquito), los cuales fueron enviados a la cárcel de La Serena, donde también llegarían algunos dirigentes de Rancagua.
El día 1 de marzo, se hace el llamado para el paro total de las faenas. De manera sorpresiva, por parte de Confederación de Trabajadores del Cobre, adhieren a este los sindicatos de Potrerillos con 235 empleados y 580 obreros, El Salvador con 530 empleados y 1.762 obreros y Barquito con 56 empleados y 127 obreros 184, con una votación que se hace el mismo día.
2 de marzo de 1966
2 de marzo de 1966: El Paro Nacional se hace efectivo en la mañana, esto genera gran malestar en el gobierno el cual califica inmediatamente la huelga como ilegal, y amenaza con “mano dura”, llevando a cabo allanamientos a casas de trabajadores, de los cuales se hace la absurda afirmación por parte del gobierno, que están preparando una guerrilla. De igual manera se opta por encarcelar a todos los dirigentes, buscando así atemorizar a los trabajadores de estos minerales y además a los de Chuquicamata que votaban el paro al día siguiente.
3 de marzo
3 de marzo de 1966: El gobierno al detener a los dirigentes, tenia la clara intención de descabezar el movimiento para que este perdiera fuerza y se votara en contra de la movilización. Además el gobierno toma otras medidas tales como allanar casas de trabajadores y expulsarlos de los campamentos. Tal fue el caso de El Salvador donde se expulsó a 300 trabajadores, los cuales fueron enviados a Pueblo Hundido (Actual Diego de Almagro), siendo obligados a dejar todos sus enseres en el campamento, además de ser separados de sus familias, las cuales quedaron en El Salvador.
Y eran éstas las que principalmente acudían al local del sindicato, el cual funcionaba las 24 horas del día, para dar alimentación en ollas comunes y además para distraer a los obreros que ocupaban el local, con juegos tales como billar, cartas y dominó. Cabe mencionar que las medidas de presión no fueron efectivas, ya que el resultado de la votación fue un rotundo apoyo a la huelga, por lo que esta continuó.
7 de marzo
7 de marzo de 1966: Con el pasar de los días la situación se torna cada vez más tensa, hasta que el día 7 de marzo, los militares a cargo de la zona de emergencia de Chañaral, emiten la orden arbitraria de la reanudación de las faenas de El Salvador, Potrerillos y el puerto de Barquito, colocando a cargo de esta al Coronel del Ejercito Manuel Pinochet Sepúlveda. La orden fue escasamente acatada, en El Salvador llegan 30 obreros mientras que en Potrerillos llegan solo 10.
8 de marzo en Potrerillos
8 de marzo de 1966: Ante esta situación, la autoridad militar, intenta allanar el sindicato de obreros de Potrerillos, el cual se ve rodeado de militares con armamento de guerra, incluyendo una ametralladora, a las 5:00 de la mañana, para de esta forma causar sorpresa a sus ocupantes y evitar apoyo de quienes no se encontraban en el local sindical. Ya estaba amaneciendo y fuera del sindicato, se encontraban militares y carabineros, formados y fuertemente armados con fusiles automáticos, la pieza de ametralladora fue ubicada frente a la puerta del sindicato, los 40 obreros que estaban dentro al ver el peligro, cerraron las puertas y esperaron, la situación fue vista por algunas mujeres la cuales comenzaron a correr la voz en todo el campamento, “Van a llevarse a los hombres del pueblo” “A lo mejor los van a balear”, repetían por cada rincón.
En pocos minutos gran cantidad de mujeres y obreros llegaban a las cercanías del sindicato, acercándose cautelosamente, comprendiendo que cualquier movimiento mal pensado podría generar la balacera. Fue de esa forma hasta que un grupo de mujeres valientemente toma una bandera chilena y se coloca entre la tropa y el sindicato, éstas comenzaron a caminar lentamente hacia los militares, llegando hasta el frente de la ametralladora, rodeándola con la bandera. En este momento algunos carabineros y militares se abalanzan sobre la puerta del local e intentan derribarla, generándose una situación de completo pánico entre los obreros que estaban dentro y aquellos que observaban junto a sus mujeres y las de sus compañeros.
El oficial a cargo conscientemente mide la situación y se acerca a las mujeres iniciándose un dialogo entre ambas partes, de no ser por esto en cosa de segundos se hubiese producido el choque entre militares y obreros. De la negociación se decide que las mujeres entrarían al local, pero en medio de toda la tensión una de estas pide que se lea la orden de allanamiento, ante lo cual el oficial procede y la lee en voz alta, diciendo al finalizar “bueno ¿y ahora?”, la mujer en medio de su temor y rabia le da la más insólita respuesta de acorde al momento, “Bueno ahora te la metís… esas son puras mentiras de ustedes. Es para llevarnos los hombres a Pueblo” (Hundido). El oficial comienza a hablar nuevamente con las mujeres, generando un nuevo dialogo, ante lo cual los militares allanaron el local de forma pacífica, no encontrando en este nada comprometedor.
Una vez cumplida la orden se retiraron y las mujeres quedaron a cargo del sindicato, generando un sistema de turno para realizar las guardias.
10 de marzo El Salvador
10 de marzo de 1966: Situación parecida se viviría días después en El Salvador, pero con un final muy distinto. Los trabajadores y sus familias, como era ya de costumbre, mientras estaban en huelga, se reunían en el sindicato de obreros, en el conversaban, hacían asambleas para evaluar la huelga y también ollas comunes. La detención este día de varios periodistas y camarógrafos que se encontraban en el campamento cubriendo el conflicto, hacía presagiar que algo sucedería, ese mismo día “subieron” los militares que se encontraban en Pueblo Hundido, llegando a reforzar los que ya estaban en el campamento.
11 de marzo El Salvador
11 de marzo de 1966, los obreros y sus familias se encontraban como de costumbre en el sindicato, a punto de almorzar cuando llega el rumor de que los camiones que se encontraban en la escuela pública, se estaban preparando para bajar a desalojar el sindicato.
14:00 horas
Los militares no tardaron en llegar a la comisaría que se encontraba a pocos metros del local, los obreros esperaban expectantes mirando desde dentro. A los pocos minutos baja el Teniente de Carabineros Luís Hald, en una camioneta militar, acompañado por el Suboficial Luís Abarzúa y un grupo de Militares, Carabineros y Detectives, que sumaban aproximadamente 85 hombres en tres camiones.
Los trabajadores, pensaron que se realizaría algún tipo de dialogo, debido a que muchos conocían al uniformado a cargo, ya que compartían con él en diversas actividades deportivas que se llevaban a cabo en la ciudad, pero no fue así, al momento de estar ya cerca de la puerta, Hald lanza con su mano una bomba lacrimógena dentro del sindicato, generando gran caos y temor dentro, donde se encontraban mujeres y niños, además de los huelguistas. La lacrimógena golpea a uno de los trabajadores en la garganta, y comienza el escape de dentro del sindicato, a esta bomba la siguieron prontamente otras, las cuales hicieron aun más irrespirable el ambiente. Los obreros en su desesperación, rompieron una puerta en la partes posterior del sindicato y llegaron a un pasadizo que se encontraba entre este y el estadio, ahí algunos rompieron las calaminas escapando hacia dentro del recinto deportivo.
Muchos obreros corrieron hacia el lado norte del sindicato, siendo atacados por la ultima bomba lacrimógena, para posteriormente producirse en este momento la primera ráfaga de disparos, estos fueron de fogueo, por lo que muchos obreros al notarlo gritan que son armas de fogueo, por lo que se acercan hacia las fuerzas represoras con palos, sillas y piedras, ante lo cual los militares responden con balas de guerra, produciéndose los primeros caídos.
Para Iván Ardiles, un sobreviviente que en ese entonces tenía 5 años, esta es una escena que no olvidará. “Yo me acuerdo que el sindicato estaba lleno de humo y lloraba mucho porque eran bombas lacrimógenas las que caían y no se veía nada. Yo le decía a mi mamá que prendiera la luz porque me dolían los ojos y ella me decía que no se podía mientras me mantenía escondido debajo de un escritorio metálico. Más tarde, cuando salimos de allí - ya que los trabajadores habían abierto las latas de las paredes del sindicato para escapar - a mi mamá le pasó una bala”.[1]
En el momento de los disparos de fogueo, comenzó a bajar desde el campamento gran cantidad de gente la cual corría por las calles con banderas y gritando, llegando hasta la plaza y las cercanías del sindicato, donde se aglomeraron.
- Cuando comienza la primera ráfaga de balas de guerra, una mujer que corría con una bandera chilena gritando “`¡no los maten!”, es ametrallada, y según cuentan testimonios, “casi partida en dos”, la caída resulto ser Osvaldina Chaparro Castillo, ama de casa de 30 años de edad, quien era pareja de uno de los huelguistas y además tenía tres meses de embarazo, su causa de muerte fue una anemia aguda, ruptura del bazo y varias fracturas.
- Al mismo tiempo se generaban disparos hacia el sindicato donde cae muerto Francisco Monárdez Monárdez, quien fallece por estallido de cráneo, producido por un disparo de grueso calibre en la cabeza, el cual le entro por la nuca, constatándose de esta forma que fue asesinado por la espalda.
- El tercer caído por esta ráfaga fue Mauricio Dubó Bórquez, un obrero soltero de 25 años, el cual fallece por anemia aguda, desgarro del hígado y fractura medular, producidos por 6 disparos en la región del abdomen, en el lugar quedan tendidos también gran cantidad de heridos.
- Durante esta primera ráfaga fue herido además, el Teniente de carabineros Luís Hald, quien recibió una pedrada en la cara, lo que le provoco solo una herida leve, por lo que se reincorporó rápidamente a la represión.
El ruido que provocó la primera ráfaga de disparos, hizo que la gente que se encontraba a esa hora en el cine, saliera de este a ver qué sucedía, el cine se encontraba a poco menos de 30 metros de la comisaría y a unos 50 del sindicato, por lo que al salir de este los pobladores se encontraron de frente con la dantesca escena, corrieron muchos a ayudar a los heridos, los que también estaban siendo socorridos por sus mismos compañeros y mujeres que estaban dentro del sindicato, además de personas que habían bajado desde el campamento.
- Al ver que comenzaba a aglomerarse gran cantidad de gente, los militares disparan una segunda ráfaga, unos 15 minutos después de la primera, produciendo nuevamente gran cantidad de heridos, entre estos Manuel Contreras Castillo, obrero de 54 años, quien cae a pocos metros de la plaza, mientras observaba los hechos, debido a una anemia aguda, generado por una bala que le llega en el cuello.
- A pocos metros de él cae una segunda mujer Marta Egurrola Riquelme, dueña de casa de 39 años, quien muere por anemia aguda, rotura del bazo y fractura de fémur, generadas por las fatídicas descargas.
- Mientras se generaba esta segunda balacera, se produce un hecho que generará una tercera ráfaga de disparos, y que será la más cruenta de todas: el capitán del ejército Alejandro Alvarado Gamboa, había caído herido por un disparo, el juicio ante este hecho es casi unánime, ya que sólo el gobierno (ni siquiera los militares), atribuye a que la bala salió de los trabajadores, debido al calibre de ésta. Incluso el médico que atendió al capitán cuando llegó al hospital, menciona en su relato que la herida correspondería a una munición de guerra. Concluyéndose de esta forma que la bala podría haber sido dispara accidentalmente por él mismo mientras resbaló y cayó debido a lo irregular del terreno donde yacía herido. Fuese cual fuese el motivo del balazo en la pierna del capitán, este tuvo una consecuencia muy clara, la acción descontrolada de la fuerza pública, la cual comenzó a disparar en todas direcciones.
- La tercera ráfaga se disparó, generando nuevos heridos y tres nuevos trabajadores asesinados, Luís Alvarado Tabilo, obrero de 43 años, muerto por diversas lesiones en el tórax además de un impacto en el corazón.
- Ramón Contreras Pizarro, obrero de 22 años, fallecido por una anemia aguda y una lesión múltiple en el intestino.
- Delfín Galaz Duque, obrero de 37 años, con estallido del encéfalo.
La masacre se interrumpió con la intervención de un médico del hospital salvadoreño de nombre Samuel Pantoja, además del sacerdote del campamento Jesús Oyarzábal, el cual dio la extremaunción a los muertos en medio de la balacera.
Un militar que se negó a disparar
Cabe mencionar que existió un militar que se negó a disparar, fue Luís Covarrubias, un joven que se encontraba haciendo el servicio militar, en el regimiento de La Serena, oriundo de El Salvador, no aceptó la orden de disparar contra sus propios amigos y conocidos, entre los cuales incluso podría haberse encontrado su padre que era obrero en la mina.
Los cuerpos de los muertos (Monárdez y Dubó) quedaron ahí tendidos, a la espera de que llegase el Juez de Chañaral, el cual podía dar la orden para levantarlos, esto se produjo recién en horas de la noche, por lo que ambos cuerpos estuvieron durante toda la tarde tendidos fuera del sindicato, donde fueron cubiertos por las mismas calaminas que habían sido arrancadas del estadio. Fueron acompañados por sus compañeros y familiares, quienes les llenaron de flores y les encendieron velas, a lo largo de todo el día.
Los heridos mientras tanto fueron trasladados al hospital, en el murieron 5 de las victimas mas graves durante el transcurso del día, mientras que Luis Alvarado murió al día siguiente.
El director del hospital, convocó a todos los médicos de Potrerillos y El Salvador, debido a que el hospital en ningún caso estaba preparado para recibir la gran cantidad de heridos que llegó. A cargo de esta misión estuvo el doctor Manuel Vidal, el cual designó 7 médicos para que hicieran las autopsias, junto con los restantes operó a 26 de los 37 heridos, intentando que el sistema no colapsara, dio de alta a variados pacientes que estaban de antes en el recinto, pidió donantes de sangre, ordenó que las ambulancias estuvieran en alerta y dispuso las salas del hospital para pacientes graves, menos graves y para intervenciones.
La tarde del 11 de marzo, después de la tragedia
Posteriormente a la matanza, durante la tarde el día 11, se produce una nueva tensión en El Salvador, se rumorea que cerca de 300 trabajadores, venían desde Pueblo Hundido (hoy Diego de Almagro (Chile) con tiros de dinamita y armas, a vengar a sus compañeros asesinados, ante la llegada de los buses y micros en los que venían, se les prohíbe el paso, ya que además se decía que habían dinamitado el camino que unía las dos localidades, debieron interceder dos parlamentarios que ya estaban en la zona, los cuales dialogaron con los obreros, para que estos dejaran revisar sus equipajes, en los cuales se menciona solo venían chalecos de lana y nada de armas ni dinamita, ellos dicen que vienen en busca de sus familias de las cuales habían sido separados producto de los allanamiento y expulsiones, como ya relatamos más arriba en este articulo.
El Presidente...
El presidente de la República, Eduardo Frei Montalva no fue a los funerales, ni tampoco visito la zona, el día de la masacre, pues estaba en un acto en Talca, donde aprovecho de culpar a los dirigentes sindicales, que por sus luchas políticas llevan a la masa trabajadora hasta estas situaciones. Por la noche del día 11 de marzo se dirigió al país en una cadena nacional por televisión y radio, en la cual nuevamente culpa a los trabajadores, señalando que estos agredieron en forma multitudinaria a la tropa cuando esta se retiraba.
Esta misma noche se registraron diversos rayados en las paredes de Santiago, en alusión a la masacre, culpabilizando a Eduardo Frei Montalva de la violenta represión.
12 de marzo
12 de marzo de 1966: El médico pidió que aterrizara un avión para llevarse a los militares, con el objetivo de calmar los ánimos y por miedo a una nueva matanza. Esto fue llevado a cabo y, además, con ellos se fue el capitán herido de bala y algunos de los heridos de mayor gravedad (civiles). Los uniformados, a excepción de los militares con rango, que eran jóvenes que cumplían el servicio militar, se trasladaron a Copiapó, llegando al Regimiento de dicha ciudad, ahí se pudieron ver las caras desfiguradas de los jóvenes, los cuales en ningún momento estaban preparados para cometer tan asqueroso crimen, el cual fueron obligados a perpetrar.
Las reacciones ante la masacre no se hicieron esperar durante la tarde del 12 de marzo de 1966 en Santiago, un grupo de jóvenes se reunieron en las afuera de la oficina de El Mercurio, para protestar por la masacre, el mismo día luego de la sesión extraordinaria del Senado, a las afueras del Congreso Nacional, se registran protestas contra los senadores democratacristianos, los que son atacado verbalmente por jóvenes los cuales les adjudican culpabilidad en los sangrientos hechos del norte.
El senador socialista Salvador Allende viaja a El Salvador junto a María Maluenda y Mireya Baltra, los cuales visitan a los heridos en el hospital y les prometen ayuda en sus recuperaciones. Cuando visita el sindicato, se encuentra con un representante del Presidente Eduardo Frei, que quería dialogar con los obreros por lo sucedido, cuando los obreros lo increpan a abandonar el lugar, Salvador Allende le pega una patada en el trasero, un claro mensaje para el presidente.
Funerales el mismo día 12 de marzo
Los parlamentarios que ya se encontraban en El Salvador, el día de la tragedia, a pedido de los trabajadores negocian con el señor Coronel del Ejercito Manuel Pinochet Sepúlveda, para que los restos de los obreros y mujeres asesinados puedan ser velados en el sindicato, ante lo cual el militar accede. Provocándose una gran aglomeración en el sindicato para despedir a los mártires, según relatos el olor a flores se mezclaba con el aun fresco olor a bombas lacrimógenas.
Los cuerpos de siete de los ocho asesinados fueron velados en el sindicato luego de ser entregados en el hospital, una vez hechas las autopsias, la compañía Andes Copper, dono los ataúdes, solo María Egurrola fue velada en su casa. El funeral fue el mismo día 12 de marzo de 1966, comenzó a las seis de la tarde, saliendo desde el sindicato, los féretros iban a ser llevados al cementerio en un camión ante lo cual la masa del pueblo grito "¡A mano no mas, a mano!", comenzando la trayectoria primero por la ciudad y luego por el desierto, hasta llegar al cementerio, acompañados por cerca de 3 mil personas, las cuales en todo momento fueron en silencio, hasta la entrada del cementerio en donde Mireya Baltra, en nombre de la CUT, da un discurso, el cual no alcanza a terminar debido al llanto, la siguió la diputada comunista María Maluenda, la cual hizo que la multitud completa comenzara a llorar.
El tinte político lo dieron los senadores, el socialista Tomas Chadwick y el Radical Hugo Miranda, los cuales además fueron seguidos por el diputado socialista y vicepresidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre Héctor Olivares, los cuales disiparon la emoción de las palabras antes dichas. En el cementerio de El Salvador solo fue enterrado Delfín Galaz, mientras que los demás ataúdes, fueron subidos en vehículos y comenzaron su viaje hacia la zona de Coquimbo.
15 de marzo
15 de marzo de 1966: Este día se registraron diversas detenciones de parte de carabineros y detectives: se detuvo a 10 personas realizando rayados contra el Presidente y, además, apedreando la casa de un destacado político de la Democracia Cristiana (no se señala el nombre). Misma situación se registró en la Plaza Perú de Concepción, donde se detuvo a secundarios y universitarios, haciendo menciones a las acciones de Eduardo Frei Montalva en las paredes.
Las decenas de heridos permanecieron en el Hospital de El Salvador, mientras que los más graves fueron trasladados hacia el Hospital Militar en Santiago, quedando en calidad de detenidos y cuyo único contacto autorizado con el exterior fue Salvador Allende, quien regularmente les visitaba. Guillermo Weber estuvo entre los heridos más graves y permaneció detenido por cuatro años sin saber de su familia quien continuó viviendo en El Salvador.
En cuanto a los fallecidos, estos fueron velados en el mismo sindicato logrando la concurrencia de una multitud que llegó a despedir a los trabajadores asesinados, y cuyos cuerpos fueron posteriormente entregados a sus familiares quienes los sepultaron en diversos lugares quedando sólo uno de ellos en el cementerio de El Salvador.
Según diarios de la época, los fallecidos correspondieron a 8 personas:
- Osvaldina Chaparro Castillo
- Francisco Monárdez Monárdez
- Mauricio Dubó Bórquez
- Manuel Contreras Castillo
- Marta Egurrola Riquelme
- Luis Alvarado Tabilo
- Ramón Contreras Pizarro
- Delfín Galaz Duque.
30 de marzo Revista Ercilla
30 de marzo de 1966: Aparece un articulo en Revista Ercilla, que anexa un dibujo (muy mal hecho, un borrador), pero que permite al lector, al menos visualizar, el lugar de los hechos y donde se muestra con cruces, los lugares donde cayeron abatidas las personas.
2 de abril
2 de abril de 1966: Finalmente el último caso de protesta espontánea que se encontró, fue el ocurrido en El Salvador, durante los primeros días de Abril. Los militares, pocos días antes de irse dejaron grandes bandera chilenas, en los principales cerros del campamento, estas sufrieron el “atentado” siendo rasgadas y destruidas, un signo de antipatriotismo.
17 de abril
17 de abril de 1966: Las Zonas de Emergencia se mantuvieron hasta el día 17 de abril, cuando fueron derogadas, volviendo la tranquilidad nuevamente a los campamentos mineros. La huelga dejó pérdidas millonarias para el Estado chileno, 2.737 millones de dólares, en la huelgas solidarias del norte, mientras que la de El Teniente dejo perdidas por 27.330 millones de dólares. Además de las irreparables e incalculables pérdidas humanas que ocurrieron en El Salvador.
1967 La Central Única de Trabajadores de Chile, convocó a paro nacional
14 de marzo de 1967: Posteriormente a la masacre, la Central Única de Trabajadores de Chile, convocó a paro nacional, contando con los mineros de El Teniente, El Salvador y Potrerillos, aun paralizados (El Puerto de Barquito había vuelto a trabajar) y con una serie de gremios y organización las cuales día a día iban comprometiendo su participación en la movilización llamada a modo de solidaridad, con los obreros y mujeres asesinados, además de la larga huelga que los obreros del cobre llevaban a cabo.
El paro se separó en dos días, el primero el 14 de marzo donde detuvo sus faenas la minería a nivel nacional. Además de los campamentos que ya estaban paralizados, se sumaron la Disputada de la Condes, la pequeña y mediana minería del cobre, casi todos los Salitreros y los mineros del carbón de Lota y Schwager, el gran ausente de esta y la posterior jornada sería Chuquicamata, donde no se paralizara ni se emitirá declaración alguna durante los dos días de la manifestación solidaria.
El paro nacional, si bien fue mirado en menos y denostado por el gobierno y la prensa de derecha (El Mercurio, Las Últimas Noticias, El Sur, Etc.), fue bastante exitoso, pero no logró paralizar el país, ya que gran cantidad de gremios importantes, no acudió al llamado.
Los que si paralizaron sus actividades de forma efectiva fueron:
- Los Profesores del Estado
- Las universidades de Chile y Técnica
- Obreros municipales
- Obreros ferroviarios
- Los obreros del cuero y el calzado
- Los de la construcción
- Los obreros textiles
- La Compañía Chilena de Electricidad
- Los cerveceros
- Loza Penco
- Lancheros de Tocopilla
- Fábrica de explosivos de Calama
- Algunos panaderos
- Licores Mitjans
- Dulces Calaf de Talca
- La Compañía de Fósforos de Talca
- Chiprodal
- Compañía de Acero del Pacifico (CAP) Huachipato
- Casi todos los salitreros
- Los mineros del carbón de las provincias de Concepción y Arauco
- La pequeña y mediana minería
- El Teniente
- El Salvador
- Potrerillos.
Llegando gran cantidad de obreros y familias a la concentración de la Plaza de los Artesanos, donde se reunieron alrededor de 35.000 personas, cifra bastante más alta que la que reunió Eduardo Frei Montalva en su acto el día anterior (3.500 personas).
Si bien no pudieron paralizar sus faenas, algunos gremios entregaron su solidaridad con los compañeros de El Salvador y El Teniente, estos fueron los trabajadores Bancarios y los de la salud que paralizaron parcialmente algunas horas y los de la Empresa de Transportes Colectivos del Estado, quienes enviaron una suma de dinero a las familias de las víctimas.
16 de marzo
16 de marzo de 1967: se reanudan las conversaciones en El Teniente, sin lograr frutos. En El Salvador mientras tanto, se produce un nuevo hecho de tensión cuando la empresa dejó a disposición del Coronel del Ejercito Manuel Pinochet Sepúlveda, la contratación de nuevos trabajadores, esto debido a que el paro era acatado mayoritariamente. Este hecho generó gran resistencia en los trabajadores, quienes se opusieron tajantemente a la medida.
Finalmente fueron despedidos alrededor de 350 obreros al momento de finalizar la huelga. El fin de la huelga de El Salvador, seguía dependiendo del fin de la de El Teniente, a la cual se había sumado como nuevo requerimiento la liberación de los dirigente Salvadoreños, demanda que se sumó en agradecimiento a los compañeros por su valentía en esta batalla que ahora estaban peleando juntos.
20 de marzo
20 de marzo de 1967: En El Teniente, se comienzan a dar las primeras luces para finalizar el conflicto, llegando a un acuerdo económico los obreros con la empresa Braden Copper, sin embargo, pusieron como condición que para que este se llevara a cabo se debía cumplir por parte del gobierno la liberación de los dirigentes.
28 de marzo finalización de las paros
28 de marzo de 1967: Solo fue una semana después, que se supo que la Corte de Apelaciones de La Serena había liberado bajo fianza a los dirigentes presos, culminando de esta forma los paros solidarios de El Salvador y Potrerillos.
31 de marzo
31 de marzo de 1967: Pero aún continuaba en pie la huelga de El Teniente, la cual se solucionó, al día 87 de la huelga, ganando por parte de los trabajadores y trabajadoras gran cantidad de demandas.
Consecuencias
La masacre de El Salvador, entre el año 1966 y 1973 trajo consigo una serie de consecuencias, éstas fueron principalmente desilusiones respecto a varios ámbitos políticos y a vías que tomarán distintas organizaciones políticas en los años siguientes. Estas situaciones se vieron posteriormente confirmadas con los siguientes hechos sangrientos que ocurrirían durante el periodo de Eduardo Frei, con la masacre en Santiago en 1967 durante una manifestación de la CUT, con 7 muertos y con la de Pampa Irigoin, Puerto Montt, con 11 pobladores muertos.
En primer lugar tenemos el vuelco a la opción de la vía armada en desmedro de la democrática, por parte de los organismos de izquierda, los cuales vieron con Frei y su política represiva, una desilusión de lo que planteaba principalmente el Partido Comunista y el sector liderado por Salvador Allende en el Partido Socialista, de un gobierno popular democráticamente elegido, además se da la adopción por parte de éstos grupos de las ideas que en la década de 1960, rondaban por toda Latinoamérica, con su principal referente en Cuba.
De igual manera que lo anterior, dentro del Partido Demócrata Cristiano, se da una desilusión por parte de variados sectores, esto podemos constatarlo con el grupo de militantes que formó “juventud rebelde” en el Maule y por los jóvenes que se rebelaban constantemente contra su partido, tal como el caso de los detenidos en la Parada militar de 1968.
Esta situación encontrará su apogeo, luego de los sucesos de Puerto Montt, donde debido a la derechización que sufría el PDC, una facción se escindirá de éste formando el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), organización que se une a la coalición de izquierda. De igual forma algunos años después otro grupo con ideas de izquierda, se separa del partido de Frei, formando la Izquierda Cristiana (IC).
La Democracia Cristiana, había llegado al gobierno con una arrasadora cantidad de votos, los que en las elecciones siguientes disminuirán en gran cantidad, casi un 50%, quedando el candidato Radomiro Tomic, en el último lugar de las preferencias, siendo una oposición moderada al gobierno de Salvador Allende, hasta el asesinato del ex ministro Edmundo Pérez Zujovic por un grupo de la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), donde alcanza su periodo de mayor derechización [2]
El gobierno culpo a los obreros
Respecto de la matanza, el gobierno culpo a los obreros, los cuales según este, habían atacado a los militares con pistolas y cuchillos, los cual no puede ser comprobado con ninguna fuente, la única agresión que se menciona fue la recibida por el teniente Hald, quien recibió una pedrada. Consultados los militares en diversas entrevistas, dicen que los obreros estaban armados con palos y fierros, los cuales no podían hacer nada contra un pelotón con armas de guerra. El Coronel del Ejercito Manuel Pinochet Sepúlveda, justifico el hecho diciendo que el necesitaba el sindicato para alojar a su tropa con mayor comodidad y que además el solo había acatado las ordenes emanadas del Ministro de Defensa el cual era su único jefe.
Fuentes y Enlaces de Interés
- A 49 años La memoria sigue viva!. Descarga el libro: "La Masacre de El Salvador" de René Cerda /Cons.20nov 2015
- archivochile.com/La Masacre de El Salvador, René Cerda Inostroza PDF