La historia de los huevos de Pascua

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Presentación

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Para las antiguas civilizaciones de Persia, China, Egipto, Grecia, Centro y Sudamérica, el huevo era el símbolo de la vida. La historia de los huevitos se remonta a la época egipcia. Estamos hablando de hace más de 4 mil años y que sólo siglos después se asoció a la fiesta cristiana de Pascua de Resurrección como se conoce hoy en día.[1]

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Antes de que existiera la celebración judeocristiana, los huevos eran utilizados en los ritos y festivales de primavera, se regalaban o se intercambiaban.

Estas celebraciones festejaban precisamente el fin del largo y frío invierno, y el "renacimiento milagroso" de los árboles y flores. El huevo, al estallar con una vida dentro, se convertía en el símbolo de ese renacimiento.

Historia y Origen de los Conejos y los Huevos de Pascua

La historia del Conejo de Pascua y los huevos de colores no se remonta a la Edad Media como cabría suponer, sino que encuentra sus orígenes en la época de la Ilustración. Fue entonces cuando las liebres, conocidas por su fertilidad, comenzaron a ser imaginadas escondiendo huevos pintados de colores en los campos.

El siglo XVIII la Ilustración o el llamado "Siglo de las Luces" por la confluencia de corrientes intelectuales basadas en la razón, los métodos científicos, la propagación del saber y la modernización de la sociedad que lo caracterizan.

Alois Döring, experto en tradiciones populares, explica a la Deutsche Welle[2] que los protestantes del siglo XVII buscaban explicar a sus hijos por qué había tantos huevos en Pascua, ya que durante la Cuaresma los católicos no podían consumirlos.

“Durante la Cuaresma, los católicos no podían comer huevos, por lo que en Pascua se podían encontrar muchos de ellos en los gallineros”, explica Döring. Los protestantes rechazaban la tradición del ayuno, que consideraban impuesta por el Papa. Pero eso no significaba que rechazaran la Pascua, que igualmente celebraban con huevos de colores.

La respuesta fue atribuir esta tradición a los conejos, que simbolizaban la fertilidad y la vida nueva, aspectos centrales de la resurrección de Cristo.

Simbolismo y mitos

Los huevos de Pascua no solo representan la fertilidad y la vida, sino que con el tiempo adquirieron un significado religioso profundo. En la Iglesia católica, solían bendecirlos, pintarlos y regalarlos como símbolos de renovación y resurrección.

“A los sacerdotes también les gustaban las decoraciones bellas”, explica Döring. Esta práctica se remonta a la época barroca, cuando incluso los sacerdotes hablaban en sus sermones sobre las técnicas de pintura de huevos.

Sin embargo, la asociación entre el conejo y los huevos benditos sigue siendo un misterio. Algunos expertos sugieren que podría haber sido una especie de “venganza” simbólica de los protestantes al vincular un animal mundano como la liebre con un símbolo sagrado como el huevo bendecido.

“Lo único que sabemos con certeza es que las primeras historias del Conejo de Pascua aparecieron en la literatura protestante del siglo XVII”, afirma Döring. De hecho, además de las liebres, un papel similar cumplieron ocasionalmente los cuervos y los zorros, pero “las liebres se prestaban mejor a ser humanizadas”, especula.

Otras teorías y expansión de la tradición

Otras teorías, como la del experto Gunther Hirschfelder, exploran la relación entre animales asociados al ayuno, como el damán de las rocas, y la festividad de la Pascua. Sin embargo, estas explicaciones no logran desentrañar completamente el enigma del conejo y el huevo en esta celebración.

Algunos expertos han buscado otras posibles explicaciones en antiguas leyendas, incluyendo una diosa germánica de la primavera y la fertilidad llamada Ostara, de la que se decía que solía ir acompañada de una liebre. Pero esta teoría fue finalmente descartada: “Ahora sabemos que esta diosa nunca existió”, afirma Döring. “Fue inventada por círculos esotéricos proclives a los mitos en el siglo XIX”.

Por su parte, la Dra. Karin Bürkert de la Universidad de Tuebingen en el Instituto Ludwig-Uhland de Ciencias Culturales Empíricas, explica también a la DW que “hay muchos mitos con respecto a la Pascua. En diversas regiones y en diferentes épocas, la gente se ha inventado mitos y leyendas para dar forma a ciertas fiestas y ritos”.

De hecho, aclara que “el conejo de Pascua apareció por primera vez en las mismas regiones en las que apareció también el árbol de Navidad: en Alsacia, en la región del Palatinado y en el Rin del Norte. Son más bien zonas protestantes. Una teoría podría ser que tras la Reforma del siglo XVI, la Pascua se convirtió en una fiesta burguesa y no solo religiosa. Cada vez se dedicaba más tiempo a la educación de los niños, y el conejo de Pascua se introdujo como elemento mitológico que encajase en el aspecto educativo. En otras regiones fueron el gallo o la gallina, la cigüeña y el zorro”.

“En el arte cristiano existe ‘la representación de los tres conejos’ de 1585. Pero también aparecen otros animales, por lo que no podemos decir que el conejo es el animal que se impuso para representar la Pascua. Los cuentos infantiles populares del siglo XX, como el clásico ‘La escuela de conejitos’ de 1924 y la industria chocolatera, sí que propiciaron el auge del conejo.”, acota.

Así, lo que es claro es que esta tradición se ha expandido por todo el mundo debido a que la globalización y la comercialización han contribuido a su popularidad, convirtiéndola en una costumbre arraigada en muchas culturas.

La misma idea de celebrar la pascua con dulces es muy, muy reciente, desde apenas “después de la Segunda Guerra Mundial, desde los años cincuenta la gente se podía permitir regalar chocolate a los niños. ¿Desde cuándo el huevo dejó de ser un tesoro? Durante mucho tiempo la gente se regalaba un huevo de verdad, pan, galletas en forma de ovejitas de Pascua. Eran nutritivos y lo suficientemente dulces”.

Pero aún con eso aclarado, aún queda una interrogante: Que un conejo ponga huevos es absurdo, ¿qué tienen que ver?

“Nada. En muchos escritos se habla de que engañaban a los niños y a los tontos contándoles la historia de que el conejo ponía huevos de Pascua, con el fin de divertirse y de educar un poco a los niños. En el sentido de que ellos tenían que reflexionar sobre si lo contado era verdad o no. Por eso, se dice que es una costumbre urbana que también se adoptó en el campo, pero no al revés. A los niños del campo no se les podría haber dicho este tipo de historias”, explica Bürkert[3].

Chile

Esta fiesta llega a través de los emigrantes alemanes entre los años 1845 y 1900, 40.000 alemanes se radicaron en nuestro país, con el paso de los años la cifra aumento en varios miles trayéndonos su legado y cultura. Ellos y sus familias compartieron con los chilenos sus primeras fiestas de Huevitos, poco a poco la comunidad las fue incorporando a nuestras costumbres hasta hoy en día que es una fiesta masiva y de mucho marketing involucrado. Léase artículo: Colonización alemana en Chile

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La Iglesia Católica prohibió a los fieles comer huevos durante la Cuaresma

Del siglo IX a finales del siglo XVIII, la Iglesia Católica prohibió a los fieles comer huevos durante la Cuaresma, pues los consideraba un alimento equivalente a la carne. Debido a esto, la gente comenzó a conservarlos, y empezaron a cocerlos y pintarlos para diferenciarlos de los frescos y consumirlos finalmente el día de Pascua.

Así fue como se cree que esta costumbre fue introducida en el oeste del continente europeo. Más tarde, la tradición llegó a América con los misioneros.

La introducción de celebraciones folclóricas en la liturgia cristiana

La introducción de celebraciones en la liturgia cristiana, no dejan de asombrarnos. Sin duda, de todas las costumbres pascuales, la más popular es la de los huevos de Pascua.

Como estaba prohibido comer en Cuaresma; no solo carne, sino también huevos, el día de Pascua, la gente corría a bendecir grandes cantidades de ellos, para comerlos en familia y distribuirlos como regalo, a vecinos y amigos.

Recién se pintan en la época del rey Luis XIV en Francia

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Recién en la época del rey Luis XIV, se introdujo la idea de pintarlos, para después venderlos. Entre los siglos XVII y XVIII, a la salida de la misa pascual, se ofrecían al monarca cestas cargadas de huevos dorados y decorados artísticamente.

Edad Media

Durante la Edad Media, en Semana Santa, era común que los censos feudales se pagaran con huevos. Y se estipulaba que el día de pago fuese el domingo de Pascua.

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En Francia

En Francia se comenzó a vaciar los huevos naturales para rellenarlos. Los Pâtissiers franceses los rellenaban de chocolate, mazapán o una mezcla de varios ingredientes. Y además los pintaban artísticamente por fuera: sin duda, un descubrimiento fabuloso de los pasteleros franceses.

Los estudiantes organizaban la "Procesión de los Huevos". Se reunían en parques y plazas y de allí partían hasta la iglesia principal. Durante el trayecto, golpeaban las puertas de las casas, para que cada familia les regalara huevos, que después eran bendecidor por un Cura párroco.

En esa época renacía el espíritu festivo. De las iglesias colgaban cientos de banderas y panderetas. Y cada joven llevaba colgado de su cuello, un cesto de mimbre lleno de huevos. Los más adinerados se hacían acompañar por jóvenes pajes, vestidos con telas multicolores de razo o de seda. La mayor parte de la colecta se destinaba para los hospitales de leprosos, o para los indigentes.

El ayuno era obligatorio. Por esta razón, se adopta la costumbre de cocer huevos y almacenarlos.

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En Hungría

Era común que el lunes de Pascua, los pretendientes acecharan desde el amanecer a las jóvenes de su aldea, para llevarlas junto a las fuentes. Jugueteaban con ellas, las tomaban desprevenidas y les arrojaban en la cabeza un enorme cubo de agua. No conformes con esto, los muchachos reclamaban a sus víctimas una retribución, así que la joven debía entregarle a su pretendiente un huevo y un beso. Ciertamente, esta costumbre estaba mucho mas asociada con los festejos de primavera que con el verdadero significado cristiano de la Pascua.

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El chocolate se incorpora en el siglo XIX en Alemania

Postal del conejo de pascua 1907

A partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los huevos de chocolate y azúcar en Alemania.

Hoy en día, además de los huevos de chocolate, también se elaboran conejos de chocolate, que se suelen regalar por estas fechas, y son también un producto de pastelería que puede verse en muchas de las tiendas de Chile y en todos los países de América y Europa.

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En la India

En países semitas de la región oriental, el huevo ha representado el germen primitivo, escondido en el agua. En la cosmogonía védica, se cree que las aguas originarias se elevaron y dieron origen a un huevo de oro, del cual salió el creador del mundo.

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Egipto

El simbolismo del huevo se asemeja al mito griego de la Caja de Pandora. Se cree que el dios Osiris y su hermano, Tifón, lucharon respectivamente e introdujeron todos los bienes y males del mundo en un huevo. Al romperse el mismo, todos los males se distribuyeron por el planeta.

Rusia

El pináculo del refinamiento fue alcanzado en Rusia, en los años finales del siglo XIX. La Pascua era una fecha muy especial en la Rusia de los Zares: todos se saludaban, se besaban y decían: “¡Cristo resucitó!”. Recibían entonces la respuesta: “¡En verdad, Cristo ha resucitado!”. Y después eran intercambiados regalos, casi siempre, eran huevos naturales bellamente coloridos, una tradición entre los pueblos eslavos que se difundió por Europa.

1885 Los huevos Fabergé

Con motivo de la Pascua de 1885, el Zar Alejandro III decidió ofrecer a la Zarina, no un simple huevo natural decorado, sino un huevo de oro. La elaboración fue encomendada al mejor joyero de San Petersburgo: Peter Carl Fabergé. El domingo de Resurrección, la Zarina recibió de las manos del Zar una joya de fascinante belleza, hecha toda en oro, plata, esmalte y rubíes.

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A partir de ese momento, todos los años, el Zar hacía un nuevo pedido a Fabergé, quien se esmeraba en superar la belleza y originalidad de la joya que había hecho el año anterior. Fue de ese modo que se formó la fabulosa colección de Huevos Faberge de la Casa Imperial Rusa, famosa en el mundo entero. Cada uno de esos “huevos” es una auténtica obra de arte, propia a provocar un regalo no solamente para los ojos, sino especialmente para el alma.

Grecia

En Grecia, los huevos teñidos de color rojo, se llama Tsougrisma y representan la sangre de Cristo en la Pascua ortodoxa griega. También simbolizan la nueva vida, la resurrección y la vuelta a la luz. Las familias preparan docenas de huevos teñidos de rojo, para decoración, para comer y para jugar.

Los Huevos Griegos de pascua se llaman Tsougrisma

Uno de los juegos tradicionales de la pascua es el Tsougrisma. En este juego, dos personas con sendos huevos rojos en la mano, tratan de golpearlos levemente uno contra otro para hacer que el del contrincante se resquebraje. El último que queda con el huevo sin romper es el ganador y tendrá buena fortuna durante todo el año.

De donde nació el Conejo de Pascua (Leyenda)

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Una leyenda religiosa cuenta que había un pequeño conejo dentro de la cueva que utilizaron para darle sepulcro a Jesús. La historia dice que el animalito observaba cómo la gente que entraba lloraba desconsoladamente, y él también se entristeció.

El conejito decidió quedarse en el sepulcro aun después de que se colocara la piedra para cerrar la entrada, pues aunque no sabía exactamente de quién se trataba, sabía que debía tratarse de una persona muy importante y muy amada.

Al tercer día, el conejo fue testigo de un milagro: Jesús se levantó.

Entonces, el pequeño animal comprendió que se trataba del Hijo de Dios, y que la gente que lloraba tenía que saber lo sucedido, ya que Jesús había resucitado. Como los conejos no pueden hablar, el conejo decidió llevarles un huevo pintado como mensaje de vida y regocijo. Desde entonces, se dice, el conejo sale todos los Domingos de Pascua a dejar huevos de colores para que la gente recuerde el día en que Jesús resucitó.

Hoy en día, para algunos, los huevos de Pascua siguen teniendo el significado religioso y místico de antes. Para la mayoría, son simplemente una diversión. Niños y adultos disfrutan enormemente al comprarlos, otros (muy pocos) a pintarlos y luego tener que encontrarlos.

El conejo de Pascua vive en Chile

Como nota aparte, el conejo de pascua es tan antiguo como la mitología nórdica y la cristiana símbolo de la fertilidad e inmadurez gonadal, asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril. En alusión a esa diosa, en algunos países centroeuropeos a la festividad de Pascua se la denomina "Easter". The Westminster Dictionary of the Bible (El diccionario Westminster de la Biblia) recoge que Easter era «originalmente la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz y de la primavera, a quien se conocía en anglosajón como Easter». Luego los cuentos y la industria cinematográfica de estadounidense de Hollywood, a través de sus películas, sitúan como hogar del Conejo de Pascua en la Isla de Pascua en Chile.

Cuento americano

Archivo:Primer mapa de la Isla de Pascua levantado en 1770.jpg

El Conejo de Pascua vive en un agujero muy profundo en la tierra en la Isla de Pascua y no puede ser alcanzado por los seres humanos. Incluso si la gente fuera lo suficientemente pequeña como para caber en el agujero del conejo, la ubicación exacta de la casa del Conejo de Pascua es alto secreto, es información clasificada. Esto es para proteger masivos arsenales del conejito de Pascua de los huevos de colores, caramelos de goma y conejitos de chocolate.

Sin embargo, la entrada mágica de la madriguera del Conejo de Pascua se encuentra en algún lugar de la isla de Pascua, en Chile, pues se le conoce una imagen satelital que fue tomada saltando justo entre los caminas que existen entre las estatuas gigantes de roca llamados Moai y que están para proteger la entrada secreta del Conejito.

Cuenta la leyenda que, hace cientos de años, el Conejo de Pascua estaba teniendo problemas con los intrusos que trataban una y otra vez de robarle de su tesoro de deliciosos dulces. Asó que hablo con Santa Claus y este le presto varops Elfos, que le ayudaron a tallar los Moais para asustar a los ladrones que quisieran robarle sus huevitos. Todo salió muy bien al principio, pero de vez en cuando, un merodeador mostraría que no tenía miedo de los Moai. Con el fin de mantener sus dulces seguro antes de la primavera de cada año, el Conejo de Pascua necesita una segunda línea de defensa. Por suerte, él era un buen amigo de mago más poderoso de Tutankhabunny, Imharetep, que estaba contento de ayudarlo.

Así que ahora, si un intruso consigue pasar más allá de los Moai, le traerá "la maldición del conejito", (traducido literalmente del egipcio original), le crecerán orejas y dientes de conejo. Y lo peor de todo es que nunca más podrá comer chocolate, solo caramelos rancios y de repulsivo sabor a huevos podridos'.'

Pizarra

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  • El conejo de Pascua no es una tradición reciente. Ya se utilizaba en celebraciones hace miles de años como símbolo terrenal de la diosa Eastre (de la palabra inglesa Easter o Pascua), diosa de la primavera, considerada como la diosa de la Tierra, de la resurrección de la naturaleza.[4]
  • En la antigüedad, se creía que si una gallina ponía un huevo en Viernes Santo y se conservaba ese huevo durante 100 años, se convertiría en diamante. O que si se encontraban dos yemas dentro de un huevo de Pascua, esto auguraría que la persona disfrutaría de una gran riqueza.
  • Para San Agustín, Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia, el huevo representaba la Resurrección y la inmortalidad de Cristo, así como la salvación del alma. Para él, partir un huevo de Pascua simbolizaba el momento en el que la enorme piedra que cubría el sepulcro se retiraba milagrosamente para que Jesucristo emergiera victorioso sobre la muerte.
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Fuentes y Enlaces de interés

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