La Gran Depresión en Chile (1929-1932)

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1929-1932

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1929 Octubre, causas y crisis de la Bolsa de Nueva York

Una Población callampa en el Central Park de Estados Unidos en el año 1929. La imagen nos detalla con crudeza la terrible depresión económica conocida como Depresión del 29' donde miles de Estadounidenses lo perdieron todo, lo que los forzó a levantar campamentos en el sitio eriazo del Central Park.

Desde 1925 la economía americana había crecido de una forma continua, los beneficios de la bolsa eran enormes, eran los llamados "Años Locos" donde el optimismo de la sociedad americana perecía no tener fin. Pero después de varios años de crecimiento espectacular sobreviene bruscamente una crisis en la bolsa de Nueva York.

Fue la primera gran crisis del Capitalismo Liberal, cuyo alcance va desde Estados Unidos al resto del mundo, en especial a Europa donde había invertido mucho capital norteamericano y que ante la crisis se retira de Europa, ésta, y sobre todo Alemania y Austria principalmente, al quedar descapitalizadas, son arrastradas a la crisis. Las consecuencias de la crisis fueron tremendas, estarán presentes durante toda la década de los treinta, conociéndose esa época como la "Gran Depresión".

Causas de la crisis

Superproducción agrícola e industrial

Durante la Primera Guerra Mundial, los países industrializados como EE.UU, aumentaron su producción para venderle a los países que estaban en guerra. Este proceso continuó después de finalizada la guerra y creció aún más por la reconstrucción de las industrias de los países europeos. En cuanto al sector agrícola, la superproducción de alimentos se acrecentó a fines de 1925, por una racha de buenas cosechas. Esto causó una saturación del mercado provocando la caída de los precios.

Subconsumo

Algunos autores dan mucha importancia a este dato, es decir, al escaso poder adquisitivo de la población que limitaba las compras.

Abuso del crédito

Ante el descenso del volumen de los negocios dieron facilidades al crédito procurando mantener al margen de beneficios de los accionistas. Se dieron créditos a la producción, para comprar bienes de consumo y para la compra de títulos en la Bolsa.

Especulación

El precio de las acciones de las empresas en Wall Street había crecido dos veces más que la producción, la cual no encontraba colocación en el mercado. Esta cotización artificial no correspondía a los beneficios reales generados por las empresas; la confianza depositada en una empresa especulativa como la Bolsa de Valores, no podría mantenerse en forma indefinida.

Como ocurre la crisis

El desastre comenzó el jueves 24 de octubre de 1929, cuando se produjo el crack de la Bolsa de Nueva York, en la que se desplomó la cotización de las acciones que habían subido aceleradamente los meses anteriores. En ese "jueves negro", fueron lanzados al mercado 16 millones de títulos a la venta sin encontrar compradores.

El Presidente estadounidense Hoover no paraba de decir que la crisis era pasajera. Esa crisis bursátil (caída de las acciones) generó una crisis financiera. Los particulares que habían sacado créditos en los bancos para poder comprar acciones, se encontraron ahora con una cantidad de papeles desvalorizados y no pudieron pagar sus deudas. Esto llevó a la quiebra de unos 3500 bancos, mientras que otros dejaron de otorgar créditos y comenzaron a repatriar los capitales colocados en el extranjero.

Dicha crisis financiera vino acompañada por una crisis industrial. La falta de compradores hizo que se acumularan las mercaderías de las fábricas, las cuales tuvieron que cerrar o trabajar sólo algunos días de la semana. Se estima que en tres años, la producción industrial llegó a casi a la mitad de la de 1929.

Aumenta la crisis agrícola

Como mencionamos, después de la guerra, la agricultura atravesó por una crisis de superproducción, la cual se agravó debido a varias buenas cosechas, la que determinaron la existencia de muchos productos y por ende, la caída de precios de esos productos, llegando a bajar dos tercios de su valor, lo que obligó a los agricultores a reducir el consumo de artículos manufacturados.

Propagación de la crisis por el mundo

Al ser Estados Unidos una de las principales economías del mundo, la crisis que sufría se propagó rápidamente por los demás países con excepción de la Unión Soviética, por ser un país comunista. La incidencia fue porque los Bancos norteamericanos dejaron de otorgar créditos y repatriaron los capitales que habían invertido.

El retiro de capitales provocó una quiebra de bancos en cadena, en especial en aquellos países que recuperaron sus economías en la posguerra con los aportes de EE.UU. La salida de oro y divisas de esos países ocasionó crisis monetarias, por ejemplo la libra esterlina (moneda alemana) experimentó una devaluación del 40% y esta medida afectó a otras monedas. El comercio internacional se redujo un tercio y su valor disminuyó un 60%; y en lugar de amplios movimientos comerciales, se recurrió a acuerdos bilaterales (entre dos países) o al dumping (venta a bajo precio o con pérdidas para obtener la conquista de un mercado.

Los países europeos más afectados fueron Alemania y Austria, porque eran los que más dependían del capital estadounidense, tanto es así que la crisis económica y social era tan grande que ello llevará al ascenso de Adolf Hitler y el Partido Nazi, para frenar el descontento social.[1]

Francia fue el país menos afectado por la depresión, debido a que estaba poco industrializado y tenía una agricultura diversificada, aunque sí hubo quiebra de algunos bancos.

Gran Bretaña tenía varias ventajas para afrontar la crisis, ya que tenía el suficiente oro en sus dominios y ellos servían para respaldar su moneda. Además, la enormidad de su imperio, hacía que pudiera comerciar y obtener productos sin que le afecte la crisis del comercio. Además, la bajada de los precios de los productos alimenticios le benefició, ya que era lo que importa generalmente. De todas formas debió abandonar el patrón-oro y la devaluación de la libra, además volvió al proteccionismo tras siglos de librecambismo.

EFECTOS SOCIALES DE LA CRISIS

Las repercusiones sociales fueron muy importantes en todo el mundo y en especial, en Estados Unidos.

-Aumento de la desocupación

En 1932 el número de desocupados en el mundo superaba los 30 millones sin considerar aquellos que trabajaban algunos días a la semana (subempleo). En Estados Unidos la cifra de desempleo llegó a los 17 millones de personas. Además, los que conservaron su trabajo, vieron como sus salarios disminuyeron drásticamente. Desempleo no solo afectó a los obreros sino también a los empleados y a los profesionales, conocidos como los "desocupados de cuello blanco".

-Empobrecimiento de la clase media

Los sectores que vivían de rentas fijas se encontraron con que sus ingresos valían mucho menos, debido a las sucesivas devaluaciones (pérdida del valor de la moneda). Los comerciantes e industriales con pequeñas y medianas empresas quebraron y los profesionales tuvieron menos clientes.

-Conflictos sociales se acentuaron.

Muchos conflictos sucedían especialmente entre los obreros que tenían empleo con los desocupados o los campesinos que perdieron sus tierras por no poder pagar sus deudas. En algunos países europeos el descontento llevó a la reaparición del antisemitismo y al establecimiento de regímenes totalitarios, como el Fascismo en Italia y el Nazismo en Alemania. También América Latina sufre de quiebres institucionales, por ejemplo en Uruguay se desencadena la dictadura de Terra.

Chile

Chile fue una de las naciones más afectada por la Gran Depresión de 1929. El derrumbe de la economía tuvo serias implicancias sociales expresadas en protestas contra el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, lo que llevó a su vez a una grave crisis política.

Archivo:General Carlos Ibanez I Presidencia 1927.jpg

En la segunda mitad de la década de 1920, Chile vivió una sensación de prosperidad económica, estimulada por una fuerte expansión del gasto público del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo y destinada a modernizar la infraestructura productiva del país. Sin embargo, este auge tuvo su origen en un alto endeudamiento externo, producto de los créditos en dólares que fluían desde Nueva York, que se imponía como la nueva capital financiera del mundo.

Esta aparente prosperidad con endeudamiento, llegó a su fin con la crisis económica internacional, que comenzó en octubre de 1929 con el derrumbe de la Bolsa de Nueva York. La crisis del mercado de valores provocó una falta de liquidez que llevó a una drástica caída de los precios internacionales de las mercancías y de la mayoría de los activos, ocasionando -en último término- una crisis bancaria a escala mundial, especialmente en los países con sistema de patrón oro. A comienzos de 1930, las consecuencias del hundimiento de la bolsa de valores estadounidense fueron vistas como algo temporal; sin embargo, a mediados de 1932, ya nadie tuvo duda que se estaba en presencia de la mayor crisis económica de la historia, siendo bautizada como la Gran Depresión.

  • En Chile la mayor parte de las políticas económicas de la administración Ibáñez fueron financiadas con préstamos norteamericanos, otorgados con grandes facilidades de pago. Esta situación supeditó a la economía de Chile a los vaivenes del comercio internacional y a las variaciones del valor del dólar, amenazado constantemente por las tensas relaciones europeas de la posguerra.

1929

Chile fue uno de los países más golpeados por esta crisis, sobreviniendo entonces la paralización de faenas, la cesantía y las quiebras. Se produjo una intensa agitación política y social contra el Presidente Ibáñez, quien renunció en julio de 1931, sumiendo de paso al país en un período de gran anarquía nacional.

Ibáñez se convirtió en aliado de los norteamericanos. A éstos les aseguró los monopolios del cobre, de la energía eléctrica, del salitre, de los tranvías y del comercio.

El caso de la Compañía Salitrera de Chile (Cosach), es un ejemplo típico: fue formada en julio de 1930, entregándole el 50 por ciento de las utilidades salitreras a los capitalistas norteamericanos, además de asegurarles gran parte de las reservas, suprimiendo los pagos por derechos de exportación (entre 1929 y 1930 se exportaron 2.898.141 toneladas métricas).

Se calcula que, en 1930, las inversiones directas del capitales norteamericanos en Chile sumaban 729 millones de dólares, seguidos por los ingleses, que tenían inversiones por 330 millones, y los alemanes, con 125 millones de dólares.

El balance del ejercicio del comercio exterior chileno, entre 1927 y 1933, arroja un resultado bastante expresivo: un superávit de 2.853.776 pesos de 6 peniques. Ese superávit, sin embargo, jamás ingresó al país, debido a que eran utilidades de las empresas de comercio exterior de propiedad extranjera, tales como la Duncan Fox, la Grace & Cía, la Weir Scott, etc.

Los primeros años de Ibáñez mostraron una notable bonanza, que permitió emprender algunas reformas de carácter económico, dándose paso al Instituto del Crédito Industrial, con el fin de estimular la inversión hacia la industria liviana. Se crearon cooperativas agrícolas, se incentivó el crédito hacia los pequeños propietarios agrícolas, además de establecer varias barreras tarifarias.

Para estimular el empleo, se solicitaron varios empréstitos a la banca extranjera, para desarrollar un gran plan de obras públicas. El gobierno recibió nueve empréstitos, que provocaron una mayor subordinación de la economía chilena.

Todas estas medidas crearon una sensación de progreso y optimismo, que favoreció la estabilidad del gobierno durante los primeros dos años.

29 de octubre de 1929

Sin embargo, todo ello se desplomó abruptamente, a partir del 29 de octubre de 1929, cuando se produce el desplome en la Bolsa de Valores de Nueva York, dando paso a la Gran Depresión, que afectó profundamente la economía mundial, durante los años siguientes.

La doble dependencia que la economía chilena tenía del mercado mundial (los préstamos foráneos y la venta del salitre) causó que nuestro país se viera fuertemente remecido por la crisis de 1929, puesto que el brusco descenso de la demanda de salitre generó una escasez de fondos que impidió a Hacienda pagar las cuotas relativas a los empréstitos comprometidos en el extranjero.

Se calcula que más del 25 por ciento de la población quedó en la extrema miseria. Informes de organismos internacionales señalan que durante la Gran Crisis Chile tuvo los índices de mortalidad infantil y de tuberculosis más altos del mundo.

La paralización de las fuentes productivas mineras y agrícolas provocaron la emigración hacia las ciudades, que se vieron invadidas de personas deambulando, en busca de comida y un lugar de abrigo, que incluso morían en los sitios públicos de frío y hambre.

Toda la estructura económica y social del país se vio convulsionada, lo que traería consecuencias políticas e inestabilidad social. El gobierno ya había tenido sus primeros problemas, enfrentando las conspiraciones de sus opositores.

1930

Durante la crisis de 1930 en Chile se realizaron ollas comunes. La imagen nos muestra una en la que se les repartía leche a los niños.

El impacto de la crisis mundial en el país se dejó sentir con fuerza entre 1930 y 1932, estimándose por un informe de la Liga de las Naciones (World Economic Survey) que nuestra nación fue la más devastada por la Gran Depresión.

El panorama económico chileno se complementaba con una industria del salitre cuyo principal cliente era los Estados Unidos, lo cual profundizaba la dependencia chilena de la economía mundial y de los mercados globales, amén de los estragos que produjo la aparición del salitre sintético, disminuyendo brusca y drásticamente la venta de la principal fuente de riqueza del país en esos tiempos.

La crisis económica mundial de 1929 hizo remecer a la economía chilena, ya que resintió a todas las actividades productivas, afectando los ingresos fiscales y las divisas.

Complot del avión rojo

En septiembre de 1930, se había conocido el complot del avión rojo, protagonizado por disidentes en el exilio, encabezados por Arturo Alessandri Palma y Marmaduke Grove. Esto como consecuencia de la formación en Buenos Aires, en mayo de 1929, de un Comité Revolucionario, compuesto por exiliados, dirigido por el general en retiro Enrique Bravo.

Entre los conjurados se encontraban Marmaduque Grove, Pedro León Ugalde, Carlos Vicuña Fuentes, etc. Éstos establecieron contactos con la guarnición militar de Concepción, bajo el mando de general José María Barceló. Los conjurados fracasaron. Llegaron a Chile en un avión trimotor Fohher de color rojo, que aterrizó en Concepción. Apresados los pasajeros del avión rojo, algunos fueron relegados a Isla de Pascua y otros deportados a los países vecinos.

Sin embargo, lo que las conjuras no pudieron, lo lograría la crisis económica. El gobierno, al declarar la moratoria de la deuda externa (no pagarla), no hizo más que acelerar la crisis. Junto con ello se redujo drásticamente el gasto público, afectando incluso al personal de las fuerzas armadas, sostén del régimen.

1931

Las exportaciones de salitre y cobre se derrumbaron, provocando graves consecuencias sobre la economía interna, al caer los ingresos fiscales y disminuir las reservas. A mediados de 1931, la situación económica del país pareció tocar fondo, obligando a la suspensión del pago de su deuda externa por primera vez en la historia: un 16 de julio de 1931. Los impuestos fueron incrementados en 7 por ciento. Este mismo día, el Ministro de Hacienda, Pedro Blanquier, da a conocer el estado de la economía, anticipando que el déficit fiscal de ese año sería de 145 millones de pesos. Anunció, también, que el servicio de la deuda externa se suspendía por carecer de reservas de oro, por lo cual el pago se haría con moneda nacional. Los agentes económicos reaccionaron con escozor, produciéndose una crisis de gabinete cinco días después.

En el año 1931 la crisis en Chile alcanzó ribetes trágicos: la falta de liquidez impedía el abastecimiento de los productos de consumo básico en los mercados externos, lo que aumentó los niveles de tensión entre los distintos grupos sociales. El fuerte descenso del poder adquisitivo de los chilenos y la cesantía, que aumentaba exponencialmente, obligaron al gobierno de Ibáñez a suspender el pago de la deuda externa.[2]

En las calles de Santiago, comienza la agitación social. Quienes asumen la batalla contra el régimen, son los estudiantes, especialmente de la Universidad de Chile.

En el centro de la ciudad se suceden, día tras día, las manifestaciones y los disturbios. El 22 de julio, sendas asambleas en la Universidad de Chile y la Universidad Católica, acordaron suspender las clases hasta conseguir la caída de Ibáñez. Constituida una Unión Civilista, entre miembros de los partidos políticos opositores, ésta convoca a un desfile por las calles del centro de Santiago, que es acogida por los médicos. En la manifestación mueren un estudiante y un profesor. Los docentes secundarios declaran la huelga.

La efervescencia social provocó la muerte de varios policías, los que, literalmente, fueron ajusticiados, haciendo que la función de los carabineros se hiciera tan insegura, que sus mandos resolvieron permanecer con el personal en los cuarteles.

El 26 de julio de 1931, Ibáñez se reunió con sus principales colaboradores, resolviéndose que solicitaría un permiso constitucional. El día siguiente, de madrugada, tomó un tren hacia Argentina, vía Los Andes-Mendoza, marchando hacia el exilio.[3]

Juan Esteban Montero 1932

La sociedad chilena se vio fuertemente sacudida por el impacto de la crisis. Miles de cesantes recorrieron las calles de ciudades y los campos; cientos de obreros salitreros volvieron sin esperanza y recursos desde el norte. En Santiago, el gobierno a través de los Comités de Ayuda a los Cesantes debió alimentar y albergar a miles de familias; las ollas comunes proliferaron en los barrios, y mucha gente terminó viviendo en cuevas en los cerros aledaños a la ciudad.[4]

1932

En las siguientes elecciones presidenciales, en octubre de ese mismo año, triunfó Juan Esteban Montero, quien fue derribado en junio de 1932 por Marmaduke Grove, a través de un golpe armado. Grove instauró lo que se llamó la República Socialista, pero perdió rápidamente el control de la situación.

Hubo una serie de conspiraciones, cuartelazos y juntas militares. Este período ha sido llamado como la Anarquía Política, precisamente por la serie de cambios y conflictos que se sucedieron. Después de tres años de anarquía, con Arturo Alessandri se restableció en 1932 la paz política. Desde entonces, la República de Chile vivió un largo período de estabilidad económica, democrática y social. Una vez reelecto Arturo Alessandri se observa una gradual recuperación económica y una estabilización política. Sin embargo se siguieron sucediendo nuevas manifestaciones y levantamientos como el de los nacionalsocialistas chilenos, los cuales fueron fuertemente reprimidos.

Finalmente, el retorno a la normalidad política y la reactivación económica comenzó con la llegada al poder de Arturo Alessandri Palma, en octubre de 1932.

Arturo Alessandri Palma

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