Efecto Mozart

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Presentación

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"Efecto Mozart" serie de supuestos beneficios que produce el hecho de escuchar la música compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart. Dicho efecto «continúa siendo objeto de investigación, sin ninguna pronunciación firme o definitiva que reivindique o deseche la teoría en cuestión». No significa que dicho efecto afecte en la forma de ver la perspectiva de la música.[1]

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El libro que dio origen al término

En 1991, el otorrinolaringólogo e investigador Alfred A. Tomatis publicó el libro Pourquoi Mozart[2] basado en su Método Tomatis, y en el cual utilizaba música durante las sesiones de terapia con sus pacientes, afirmando que la música de Mozart ayudaba en el proceso y que podía curar casos de depresión. Su método, desarrollado a mediados del siglo XX, pretendía estimular el oído y el sistema nervioso para integrar aspectos sobre el desarrollo y comportamiento humano.

Portada del Libro "Pourquoi Mozart" de Alfred Tomatis

El estudio que investigó el efecto

En 1993, la psicóloga Frances Rauscher de la Universidad de California describieron en un artículo, «Music and Spatial Task Performance», publicado en la revista Nature, que la exposición de 36 estudiantes durante 10 minutos a la sonata para dos pianos en re mayor (K.448) (en el catálogo Köchel) tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio temporal. Este efecto duraba unos 10 minutos.

El estudio se realizó sobre tres grupos de 36 alumnos de instituto en cada grupo. Mientras un grupo escuchaba a la obra citada, un segundo grupo escuchaba a instrucciones de relajación diseñadas para reducir la presión arterial. Un tercer grupo permaneció en silencio. A los diez minutos, tuvieron que completar una serie de tareas, incluyendo pruebas de razonamiento según Stanford-Binet y pruebas de doblar y cortar papel. Los investigadores encontraron que los alumnos que habían escuchado a Mozart obtuvieron puntuaciones más altas que los alumnos de los demás grupos.

Qué hay de cierto en las supuestas mejoras de las capacidades cognitivas

A pesar de la buena técnica de estimulación cognitiva para niños y bebés, dichos beneficios no han podido ser corroborados por la comunidad científica. Sin embargo, dicho efecto sigue siendo hoy en día objeto de estudio, sin que nadie haya podido confirmar de forma fehaciente esta teoría.

Desde el anuncio de los supuestos beneficios tras escuchar de forma regular las melodías del mencionado autor, se pusieron en marcha una serie de iniciativas como la tomada en 1998 por el gobernador del estado de Georgia, Zen Miller, quien destinó fondos públicos para obsequiar con un CD de música clásica a cada una de las madres primerizas que diera a luz en su estado. La buena acogida de esta iniciativa se extendió por los estados de Dakota del Sur, Tenesse y Texas, e incluso una ley de Florida obliga a los centros escolares a que sus alumnos menores de 5 años escuchen 30 minutos diarios de música clásica.

Como hemos mencionado anteriormente los expertos no han podido refutar dicha teoría, pero en cualquier caso, lo que sí aseguran es que escuchar música clásica no tiene ninguna repercusión negativa en los niños. En cambio, hay cierta animadversión por el grado de explotación comercial del efecto Mozart, tal y como ha expresado públicamente Frances Rauscher, la investigadora y profesora de psicología de la Universidad de Wisconsin-Oshkosh que realizó el primer estudio experimental en 1993. De hecho, Rauscher explica en sus conferencias que no existe una evidencia científica que confirme la idea de que se incremente la capacidad cognitiva de los niños con esta técnica.

La publicación en la revista Intelligence de un estudio reciente llevado a cabo en 2010 por Jacob Pietschnig, Voracek Martin y Anton K. Forman, científicos del Instituto de Investigación Básica Psicológica de la Universidad de Viena, desmonta la idea generada en torno a este tema. Lo que sí revelan las diferentes pruebas realizadas es una cierta mejoría en la capacidad de manipular formas mentalmente, pero estos beneficios son temporales y están directamente relacionados con el grado de concentración que aporta la música en general, no sólo la de Mozart.

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Estas conclusiones están también avaladas por los resultados estadísticos de 39 estudios de diferentes países, que con un total de 3.000 voluntarios desmotan la idea del efecto Mozart sobre la capacidad cognitiva de los niños, atribuyéndole el carácter de leyenda urbana. No obstante, la científica cognitiva de la Universidad del Oeste de Londres, Jessica Grahn, asegura que el aprendizaje del lenguaje musical, junto con la práctica regular del piano puede aumentar el coeficiente intelectual hasta en tres puntos.

En fin, mientras siguen investigando al respecto continuaremos disfrutando, solos o en familia, de una sesión de buena música, pero si además esta nos ayuda a ser un poco más felices, pues mucho mejor.

Fuentes y Enlaces de Interés

  1. Thompson, Billie M. y Susan R. Andrews (en inglés) «An historical commentary on the physiological effects of music: Tomatis, Mozart and neuropsychology.» Integrative Physiological and Behavioral Science Volume 35, Issue 3 , pp 174-188. 2000
  2. Pourquoi Mozart?: Essai (French Edition) (French) Paperback – 1991

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