Combate de La Concepción

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  Combate de La Concepción   Bienvenido a Departamento Guerra del Pacífico  

9 y 10 de julio de 1882

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La Batalla de La Concepción, corresponde a la campaña terrestre de la Guerra del Pacífico en la fase denominada Campaña de la Sierra. Se desarrolló entre el domingo 9 de julio y el lunes 10 de julio de 1882, entre tropas chilenas y peruanas, estas últimas apoyadas por guerrilleros, de la localidad de Concepción, en los Andes centrales de Perú.

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Fuerzas en combate

Este 9 de julio de 1879 ocurre el Combate de La Concepción. Los cobardes peruanos eran 1300 Hombres: 300 soldados y 1000 guerrilleros. Los chilenos eran 77 soldados + 3 mujeres (una embarazada) 1 Niño y 3 Enfermos graves. La mujeres Cantineras de la 4ª y 6ª compañía Chacabuco fueron violadas, vejadas, torturadas y asesinadas, junto a los 77 valientes jóvenes soldados chilenos, que dieron sus vidas por la patria. Todos su cuerpos fueron mutilados y cortados en docenas de trozos por los asquerosos peruanos. Una de ellas Juana, estaba con su hijo de 5 años y otra estaba embarazada, dando a luz en el fragor de la lucha, todas fueron destrozadas al igual que los niños, por mas de 300 fusileros y 1.500 monos montoneros armados con lanzas.

  • Peru 1300 Hombres: 300 soldados y 1000 guerrilleros
  • Chile 77 soldados + 3 mujeres(una embarazada) 1 Niño y 3 Enfermos graves

La mujeres Cantineras de la 4ª y 6ª compañía Chacabuco que fueron inmoladas en el Combate de La Concepción junto a los 77 valientes que dieron sus vidas por Chile. Una de ellas Juana, estaba con su hijo de 5 años y otra estaba embarazada, dando a luz en el fragor de la lucha, todas fueron destrozadas al igual que los niños, por mas de 300 fusileros y 1.500 montoneros armados de lanzas.

Fuerzas peruanas

Los guerrilleros

8 de febrero de 1882: Llegó a Comas el contador de la hacienda Márancocha, Ambrosio Salazar, natural de Quichuay, quien fue enviado por Cáceres a organizar una guerrilla en Comas; sin embargo fue rechazado por los campesinos.

2 de marzo de 1882: En la mañana apareció en Comas una expedición chilena formada por un piquete de caballería al mando del teniente Ildefonso Álamos que tenía como misión la requisa de provisiones para la manutención de las fuerzas chilenas de ocupación que en ese momento se encontraban acantonadas en gran número en el poblado de Concepción. Tras indicar que a su regreso deberían tener listas las provisiones para su tropa, bajo amenaza de tomarlas por la fuerza, continuó su marcha hacia la hacienda Runatullo.

Ante esta nueva situación, el alcalde de Comas solicitó a Salazar que retomara su encomienda. Ambrosio Salazar entrenó y armó a los pobladores en dos columnas de 30 rifles y 50 hombres con rejones y otras armas, y también mandó preparar galgas, con los cuales logró la victoria en la emboscada de Sierralumi sorprendiendo a Álamos y recuperando el botín que había obtenido junto a algunas armas de los muertos. Salazar envió entonces un pedido al general Cáceres para que lo apoyara con fuerzas militares.

*El Coquimbo, Huancayo

15 de marzo de 1882: La tensión entre los pobladores de la sierra central y las fuerzas chilenas había aumentando considerablemente, así lo señaló el corresponsal del diario chileno El Coquimbo refiriéndose a los sucesos de Sierralumi:

"enviar otra expedición a esos lugares sería infructuosa porque las alturas en que los enemigos estaban colocados eran inaccesibles... los indios de diez leguas a la redonda, soberbios y envanecidos con los últimos sucesos esperaban resueltos nuestro ataque... han llevado su insolencia hasta desafiar a todo nuestro ejército... Amenazaron con arrasar la guarnición chilena de Concepción, y estaban resueltos a hacerlo, aunque nuestro ejército entero los atacara... escarmiento severo y terrible necesitaban esos serranos. Corresponsal del diario"


30 de marzo de 1882: Salazar fue nombrado por Cáceres Comandante Militar de la plaza de Comas. Los guerrilleros compesinos tuvieron que confrontar la ausencia de armamento puesto que los campesinos solo contaban con rejonesn al ser considerados sin cultura militar como para portar armas. Los campesinos, disgustados por no recibir armamento, arrestaron a Salazar a inicios de julio de 1882; poco después llegaron a la zona dos columnas caceristas que reorganizaron la guerrilla con las órdenes de atacar Concepción. Lo mismo ocurrió en otras comunidades campesinas de la sierra central donde también se organizaron columnas guerrilleras.

Ambrosio Salazar comandaba la columna Cazadores de Comas y la guerrilla de Andamarca, que los acompañaba armada con rejones y que estaba capitaneada por Hipólito Avellaneda.

Las guerrillas campesinas siguieron activas hasta inicios del siglo XX, tomando las armas en 1882 y 1888. A finales del siglo XX, conformaron las «rondas campesinas».

El ejército del centro

En junio de 1882, el cholo Cáceres tenía su base de operaciones en Izcuchaca donde, observando el despliegue chileno sobre el valle del río Mantaro, planeó encajonarlos en el valle, cortando la posible retirada hacia Lima, confrontándolos en cada pueblo. Cáceres dividió sus fuerzas en tres columnas al mando del coronel Máximo Tafur, del coronel Juan Gastó y la última al mando del mismo Cáceres.

La columna de Tafur debía pasar por Chongos y Chupaca y atacar a la guarnición chilena de La Oroya. El general Cáceres fue a combatir la posición chilena de Marcavalle y Pucará. La orden del coronel Gastó era avanzar por las alturas de los cerros del valle hasta Comas, donde se reuniría con los guerrilleros de Ambrosio Salazar para atacar al destacamento chileno de Concepción. Las columnas de Cáceres y Gastó deberían atacar las posiciones enemigas el 9 de julio y la columna de Tafur una semana antes. Juan Gastó marchó hacia Comas con las columnas «Pucará N°4» al mando de Andrés Freyre y la columna «Libres de Ayacucho» al mando de Francisco Carbajal.

Fuerzas chilenas

Subteniente Luis Cruz Martínez

El poblado de Concepción era el extremo de la línea de avanzada del coronel Estanislao del Canto Arteaga, donde al principio se habían acuartelado unos 110 soldados chilenos al mando del capitán Alberto Nebel Ovalle, con el objetivo de mantener una línea a partir de La Oroya, pasando luego por Huancayo, Tarma, y finalmente Concepción para controlar las acciones de Cáceres.

El grueso del ejército chileno estaba en la ciudad de Huancayo, donde el coronel Del Canto recibió instrucciones de reforzar Concepción y encomendó, el miércoles 5 de julio, a la 4.ª Compañía del Batallón 6.º de Línea «Chacabuco» de 77 soldados al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto, quien fue ascendido a este grado aunque no alcanzó a saberlo, y los subtenientes Arturo Pérez Canto y Luis Cruz Martínez relevar al capitán Nebel quien tenía soldados enfermos de tifus y viruela. También acordó el repliegue de las fuerzas chilenas y el abandono de las plazas por falta de alimentos y medicamentos, teniendo además cientos de enfermos en las plazas ocupadas que necesitaban asistencia hospitalaria.

El capitán Pinto Agüero sostuvo que la situación del 6.º de Línea «Chacabuco» en Concepción era precaria. Estanislao del Canto prefirió primero evacuar a los enfermos al hospital de Jauja, escoltados por sus dos compañías, lo que dejaría sin apoyo a la compañía que comandaba el teniente Carrera Pinto en Concepción, quienes deberían esperar dos días para que fueran recogidos por Del Canto para escoltarlos hasta Tarma.

Al llegar la 4.ª compañía a su destino, se encontraron con el capitán Nebel y se procedió a evacuar a los enfermos. Resguardaban la plaza la recién llegada compañía de Carrera Pinto y 9 soldados de la compañía del capitán Nebel. Los acompañaban dos enfermos graves y tres cantineras, una de ellas embarazada.

Carrera Pinto distribuyó las guardias, hizo construir parapetos en los cuatro costados de la plaza y encomendó especial vigilancia hacia el cerro El León por el cual podría venir un ataque. Carrera Pinto observó que en el poblado solo se encontraban italianos y otros extranjeros en un hotel cercano mientras la población local mantenía una notoria distancia.

Varios retrasos relacionados con el transporte de enfermos en Huancayo, Jauja y Tarma impidieron a Del Canto iniciar el desalojo de las plazas. Carrera Pinto supuso que una grave dificultad habría retrasado a Del Canto.

Primer enfrentamiento

Ignacio Carrera Pinto

Representación de la primera etapa del combate de Concepción, las tropas chilenas son totalmente rodeadas.

Sábado 8 de julio de 1882: Las fuerzas de los asquerosos indios peruanos Gastó y Salazar partieron de Comas, llegando en la noche a San Antonio de Ocopa, donde acamparon. Allí, el obispo Manuel Teodoro del Valle les informó sobre los movimientos de las fuerzas chilenas en Concepción. El 9 de julio de 1882 los indios marcharon a Santa Rosa de Ocopa, pasando por Alayo, Quichuay y Lastay. Allí, Salazar decidió atacar Concepción sólo con las fuerzas a su mando, la columna Cazadores de Comas y la guerrilla de Andamarca. El coronel Gastó decidió apoyarlo en el ataque. El mismo día se sumaron las guerrillas de Vilca y Quichuay al mando de los hermanos Salazar y la guerrilla de San Jerónimo al mando de Melchor Gonzáles.

La división chilena del General Estanislao del Canto Arteaga, después de abandonar Huancayo, fue atacada por las fuerzas peruanas de Cáceres retrasando su retorno hacia Concepción. Además, a las 13:30 del mismo domingo, Del Canto recibió una nota de Ignacio Carrera Pinto que no indicaba problemas en Concepción.

9 de julio de 1882: Se celebraba el día de San Feliciano en Concepción, por lo que los pobladores realizaron la procesión acostumbrada al santo del pueblo. Los oficiales chilenos fueron invitados por los italianos a un almuerzo en el hotel Huilfo.

El capitán Ignacio Carrera Pinto desconfió de ambos sucesos ya que esperaba un ataque en esos días, mantuvo a la tropa acuartelada y acondicionó defensas en la plaza. Once de sus soldados estaban enfermos de tifus. Asistió al almuerzo que finalizó violentamente y el estallido de un disparo activó su plan defensivo en la plaza.

Eran las 14:30 cuando las fuerzas de cholos aparecieron por la cima de los cerros Piedra Parada y El León de Concepción.

Los habitantes de Concepción empezaron a salir del pueblo a resguardarse porque el combate podría extenderse a todo el poblado.

Carrera Pinto no podía abandonar Concepción, la superioridad numérica de los hediondos peruanos le era desfavorable, y tendría que defenderse a la espera de Del Canto. Carrera Pinto ordenó dividir a sus tropas en tres secciones para defender las entradas a la plaza: en la esquina del norte, Pérez Canto, en la del noroeste, Cruz Martínez; en la del sudeste, Montt Salamanca; y en el sudoeste el mismo Carrera Pinto, dividiendo las tropas proporcionalmente en cada posición. Envió a un cabo y dos soldados hacia Huancayo para avisar de su situación. Los jinetes fueron muertos cuando llegaban al barrio de Alapa.

Las fuerzas peruanas empezaron a bajar de las alturas en dirección a la plaza. Los guerrilleros con Ambrosio Salazar por el sur desde el cerro El León y los soldados de Juan Gastó por el norte desde el cerro Piedra Parada, cercando el pueblo, asaltando la plaza y atacando las posiciones chilenas. Las fuerzas chilenas mezclaron ataques a la bayoneta con fuego de sus rifles, los que generaban bajas en las guerrillas que no contaban con armas de fuego sino con rejones.

Juan Gastó se instaló en la casa Valladares como puesto de comando para dirigir sus fuerzas y centro de socorro a los heridos. El ataque peruano continuaba, incluyendo francotiradores en los techos y ventanas, hasta que los chilenos retrocedieron hacia el centro de la plaza donde, por ser una posición muy expuesta, se replegaron ordenadamente al cuartel que tapiaron con muebles. Allí los soldados ocuparon posiciones defensivas, incluidos los heridos.

Pidiendo la Rendición del soldado Chileno

Eran las 19:00 cuando llegaron la guerrilla de Orcotuna al mando de Teodosio López y la guerrilla de Mito al mando de Aurelio Gutiérres. En la oscuridad de la noche, las fuerzas chilenas intentaron salir hacia Huancayo, lo cual no lograron, retrocediendo hasta el cuartel.

El coronel Gastó envió un emisario solicitando la rendición de la guarnición con la siguiente nota:

"Señor Jefe de las fuerzas chilenas de ocupación.- Considerando que nuestras fuerzas que rodean Concepción son numéricamente superiores a las de su mando y deseando evitar un enfrentamiento imposible de sostener por parte de ustedes, les intimo a deponer las armas en forma incondicional, prometiéndole el respeto a la vida de sus oficiales y soldados. En caso de negativa de parte de ustedes, las fuerzas bajo mi mando procederán con la mayor energía a cumplir con su deber. Dios guarde a usted."

  • Juan Gastó.
Carrera Pinto respondió en la misma nota de la siguiente forma:

"En la capital de Chile y en uno de sus principales paseos públicos existe inmortalizada en bronce la estatua del prócer de nuestra independencia, el general José Miguel Carrera, cuya misma sangre corre por mis venas, por cuya razón comprenderá usted que ni como chileno ni como descendiente de aquél deben intimidarme ni el número de sus tropas ni las amenazas de rigor. Dios guarde a usted."

  • Ignacio Carrera Pinto.

Segundo enfrentamiento

El coronel Juan Gastó informó, a través del capitán Revilla, a Ambrosio Salazar que se retiraba por instrucciones superiores y además porque el teniente coronel Francisco Carvajal había sido herido, dejándole a Salazar la toma del cuartel. Se sumaron al ataque de Salazar once pobladores de Concepción con sus respectivos rifles, como el doctor Santiago Manrique Tello.

Carrera Pinto ordenó una carga para forzar la salida. Fue herido en el brazo izquierdo al regresar al convento con el resto de la tropa chilena.

El indio cholo peruano Ambrosio Salazar ordenó a oro cholo llamado Pablo Bellido y Cipriano Camacachi a rociar con combustible los techos del convento para obligar a salir a los chilenos, quienes respondían desde las ventanas del edificio. La cantinera que estaba en parto tuvo un niño, el que fue destrozadp por los peruanos a punta de bayoneta y patadas.

El cuartel en llamas fue abandonado por las fuerzas chilenas a las 12:00 de la noche, ocupando el local contiguo a la iglesia. En esa acción, fue muerto Ignacio Carrera Pinto. Así el mando recayó en el subteniente Julio Montt Salamanca.

Durante la noche, los ataques fueron a intervalos. Los guerrilleros de Salazar ocuparon los techos y las paredes atacando a los chilenos en su última posición, quedando apenas 9 al mando del subteniente Luis Cruz Martínez y las cantineras.

Lunes 10 de julio de 1882: A las 07:00 de la mañana llegaron más indios de la la guerrilla de Apata al mando de Andrés Avelino Ponce y la guerrilla de Paccha al mando de Andrés Bedoya Seijas. Los guerrilleros empezaron a abrir forados en el local que defendía Cruz Martínez.

A las 10:00 ya no contaban con municiones, el fuego y el humo les obligaban a salir del recinto.

Dado que no hubo sobrevivientes chilenos, no existen testigos de esa nacionalidad. Sin embargo, las fuentes chilenas, en base a lo contado por dos testigos extranjeros a Estanislao del Canto Arteaga cuando llegó al pueblo, indican que el subteniente Cruz Martínez, mediante el grito «¡Los chilenos no se rinden..!», junto a cuatro soldados sobrevivientes cargaron a la bayoneta y fueron muertos al salir por las fuerzas de Salazar:

*Descripción del coronel Estanislao del Canto Arteaga.

"Como a las nueve de la mañana del día 10, no quedaban sino el teniente Cruz y cuatro soldados que defendían la entrada al recinto del ya quemado cuartel. Se noto a esa que ya habían agotado todas sus municiones, porque no hacían ningún disparo, y entonces algunas voces peruanas, le gritaban: ¡Subteniente Cruz, ríndase hijito, no tiene para que morir! A lo cual él les contestaba: ¡Los chilenos no se rinden jamás! y volviéndose a su tropa les preguntaba: ¿No es verdad muchachos?.

Los soldados respondieron afirmativamente y entonces el oficial mando a calar bayoneta y se fueron furiosos contra las masas indígenas. Fatigados, tuvieron que rendir su vida, quedando algunos clavados en las lanzas de los salvajes. Al subteniente Cruz se le aplico un tiro por la espalda. Refirióme el español que cuando no podían hacerse rendirse al subteniente Cruz, hicieron llegar al cuartel a una jovencita, a quien el oficial saludaba siempre con cariño, para que fuera a rogarle que se rindiera y el oficial la rechazó indignado. Los dos últimos soldados que escaparon después de la muerte de Cruz se refugiaron en el atrio de una iglesia y allí se noto que hablaban. Luego se abrocharon el uniforme, se pusieron el barboquejo y se lanzaron sobe la turba para morir rifle en mano."


*Marcos Ibarra Díaz, soldado chileno. Concepción, 11 de julio de 1882 (ortografía original).

11 de julio de 1882: El soldado chileno Marcos Ibarra Díaz en su diario de campaña describe así lo que pudo haber sucedido al final de la batalla:

"El capitan Carrera Pinto le ordeno a los Oficiales Clases i Soldados no hai que rendirse nunca quemar hasta el Ultimos cartuchos i atacar ala Bayoneta calada el capitan Carrera le ordenaba al corneta tocar fuego imas fuego no hai que bolver atras jamas no abandonar la plaza i morir peliando cinco Chilenos quedaban enel cuartel peliaban como unos Leones sin abandonar el cuartel un soldado de los cinco chilenos se subio arriba del techo iclavo el hasta de Bandera tricolor chilenos que no dejara de flamiar la vandera el enemigo Insendio el cuartel estaba al lado de la Iglecia"

*Ambrosio Salazar y Márquez. Parte oficial de la batalla de Concepción. Concepción, 10 de julio de 1882.

Las fuentes peruanas, tanto primarias como secundarias, indican que depusieron las armas pero fueron muertos y descuartizados por las guerrillas de Ambrosio Salazar. El capitán Carrera Pinto, el subteniente Cruz Martínez y nueve soldados más fueron fusilados en la plaza de Concepción en represalia al saqueo e incendio de Huaripampa y la muerte de los familiares de los guerrilleros.

"Concluída la operación de los forados por varias partes y viendo los enemigos que el peligro era inminente, izaron un pañuelo blanco, símbolo de paz; creyendo los nuestros que ya se redirían, avanzaron sin hacer fuego, hasta medio patio, donde fueron recibidos con una lluvia de balas, no sin causarnos numerosas bajas [...] En el acto se abalanzaron 50 hombres al recinto de los enemigos, como una jauría de tigres, y ultimaron á éstos después de una resistencia verdaderamente horrible. El capitán Carrera Pinto, subteniente Cruz y 9 soldados sacados de trinchera, fueron fusilados en la plaza; los subtenientes Pérez Canto y Montt sucumbieron en el fragor de la lucha dentro de aquella."

*Manuel F. Horta, corresponsal del diario El Eco de Junín. "La contraofensiva de julio", 26 de agosto de 1882

26 de agosto de 1882: "El comandante Lago quiso conservar la vida de 15 soldados chilenos que se habían entregado a discreción, pero los guerrilleros implacables en sus represalias, los ultimaron al grito de ¿dónde estan nuestras fatigas? ¿dónde estan nuestras mujeres y nuestros hijos? Grito de desesperación salido del pecho de las víctimas de Huaripampa, pueblo saqueado e incendiado por los chilenos... Era la ley de Talión... Los guerrilleros han estado fuera de la ley, se les ha desconocido su carácter de beligerantes como ciudadanos que defienden a su patria. Todo el que era capturado se le pasaba inmediatamente por las armas. Les toco su turno y entonces exigieron ojo por ojo, diente por diente, devolviendo mal por mal."

Desnudez, violación, vejámenes, asesinato y posterior decapitación y descuartizamiento de tres Cantineras chilenas y niños, por cobardes peruanos e indios

'General Del Canto, jefe de la expedición a la sierra en 1882, escribe en sus memorias, el desastre de La Concepción

Curiosamente el General Estanislao del Canto Arteaga, jefe de la expedición a la sierra en 1882, en páginas 243-247 de sus memorias, relata el desastre de La Concepción, lugar donde llegó recién sucedidos los hechos y no menciona para nada que se encontrara con cadáveres de mujeres. Sí pide de inmediato represalias y ordena ejecutar a todo hombre que se encuentre en ese lugar entre los 16 y los 50 años dejando bien en claro que la pena no se aplica a mujeres, niños ni ancianos. [1]

Transcribimos a continuación los relatos más divulgados del combate de La Concepción:

"El combate de Concepción". El Ferrocarril, Santiago, 28 de julio de 1882:

"La cuarta compañía del Batallón Chacabuco nos fue a relevar el 9 del presente, y el día 10 nos vinimos a esta. El mismo día 10, atacaron a Concepción 2.000 indios, entre los cuales había como 300 armados de rifles y los demás de lanza. El combate principió a las 5 de la tarde del día 10 y concluyó el 11 a las 9 de la mañana (sic), hora en que quemaron el último cartucho. Todos quedaron en el campo, desde el capitán hasta el corneta. Las bajas son las siguientes: oficiales: Ignacio Carrera Pinto (quien acababa de recibir sus despachos de capitán); teniente, Arturo Pérez Canto; subtenientes, Julio Montt y Luis Cruz y 70 soldados, que era el personal de la compañía. Ultimaron también a cinco mujeres que acompañaban a la tropa (sic); entre ellas había una recién desembarazada y con mellizos. Los asaltantes se enfurecieron contra estas infelices, sin perdonar a los dos pobres niñitos, a quienes lancearon, juntamente con la madre y sus compañeras de guarnición".

"Después de La Concepción las tres cantineras mujeres chilenas fueron arrastradas hasta la plaza. Allí se las desnudó y se las vejó. Luego murieron masacradas por las lanzas y las armas peruanas. El muchachito de 5 años y la criatura de solo algunas horas de existencia también fueron muertos"[2]

Tras el combate, el parte oficial de la batalla de Ambrosio Salazar indicó que «toda la guarnición chilena de Concepción, de capitán á tambor, [formada por] 79 [sic] hombres [había] sido totalmente exterminada, después de 17 horas de combate casi incesante». Además, añadió que «fueron muertas también dos mujeres de los soldados, de tanto coraje, que en lo más recio del combate, animaban á los suyos en alta voz que continuasen peleando [y que había] sido encontrada muerta entre los montones de cadáveres una criatura recién nacida» y que otra, gemela de la anterior, había sido salvada viva por un vecino de Concepción, aunque esto no se ha comprobado hasta la fecha.

Los corresponsales presentes de los diarios aseguran que los peruanos pasaron por bayoneta a la criatura, por ser chilena. Una vez acuchillada en reiteradas veces patearon su cuerpo y su cabeza la lanzaron varias veces a punta de pies, pues no usaban zapatos ni bototos.

Asimismo, informó que las fuerzas peruanas habían tenido «más de 40 bajas, entre muertos y heridos» que fueron auxiliados en el convento de Ocopa. Por otro lado, el comandante de la resistencia (otro peruano asqueroso)Andrés Avelino Cáceres, en sus Memorias, señaló que «no se salvó ni uno solo de los 76 [sic] hombres que componían el destacamento enemigo».

A las 18:00, aparecieron las fuerzas al mando de Estanislao del Canto Arteaga que, al ver a sus compañeros muertos, ordenó el fusilamiento de 18 de los 20 habitantes que habían quedado en Concepción y el saqueo e incendio del pueblo.

Una excelente medida que debieron hacer en todo Perú, para de esa manera exterminar la raza asquerosa, lamentablemente no lo hicieron

"En la ciudad apenas habían quedado 20 habitantes, de los cuales 18 fueron pasados por las armas inmediatamente, entre ellos un anciano señor Salazar, escapándose a los cerros dos. Todas las casas fueron saqueadas e incendiadas por los chilenos al abandonar la población."

*Manuel F. Horta, corresponsal del diario El Eco de Junín. 26 de agosto de 1882.

Recuperación de corazones Chilenos

Monumento y tumba de los corazones de los héroes chilenos

"El General Estanislao del Canto Arteaga ordenó recuperar los corazones de cuatro oficiales: El capitán Ignacio Carrera Pinto, el teniente Montt, los subtenientes Pérez Canto y Luis Cruz Martínez y enviarlos a Santiago en alcohol, los que se encuentran en la Catedral de Santiago."

General Estanislao del Canto Arteaga, dio la órden de recuperar los corazones y enviarlos a Santiago
Capitán Víctor Lira Errazuriz, tuvo la misión de entregar los corazones de los héroes de la Batalla de La Concepción, en los 4 frascos en que fueron traídos a Chile.

Es increíble y asqueroso sentir y ver, que a escasos metros de los corazones de nuestros valerosos soldados, una tropa de cholos sientan sus reales, diariamente en el borde de nuestra catedral, a escasos metros de nuestros héroes.

"Mí coronel Canto ordeno a los Doctores Cirujanos que sacaran los corazones a los valientes Oficiales de la 4ª Compañía del Batallón Chacabuco 6º de Línea estos corazones fueron colocados en un frasco en alcohol para traerlos a Chile y las demás víctimas que perecieron en el combate fueron sepultados al día siguiente ordeno mi coronel Canto que Incendiáramos el pueblo la Concepción y fuera reducido a cenizas a as 11 a.m. estaba todo terminado en el mismo día seguimos en marcha ajauja llegamos en la noche llegamos al pueblo de Talma alas 6 a.m."

Corazones de los Héroes de La Concepción
*Marcos Ibarra Díaz, soldado chileno. Concepción 1882 (ortografía original).

El mismo domingo 9 de julio de 1882, Cáceres atacó la división chilena Santiago en los poblados de Marcavalle y Pucará.

En 1912, sobre el terreno de la iglesia que se incendió, se levantó un obelisco que indicaba:

"Aquí yacen los héroes del Centro, los que cayeron sobre el escudo, los que sin elementos de guerra antes, lo improvisaron todo en el momento álgido del peligro, por salvar la dignidad nacional, y exterminaron en leal combate a la 4ta compañía del batallón Chacabuco, en la tarde y en la noche, en la madrugada y en el día del 9 y 10 de julio de 1882."

Este infeliz y borracho es el culpable de la muerte de los soldados chilenos

Marcial Pinto Aguero.png

Marcial Pinto Agüero, culpable de la muerte de los soldados chilenos en el Combate de La Concepción. Cuando Ignacio Carrera Pinto solicito ayuda, este estaba completamente borracho y solo dijo "que se mueran". Subir su imagen a wikicharlie de este cobarde desgraciado e infeliz borracho, no es de nuestro agrado, pero debemos darlo a conocer a la historia de Chile. Debido a esto fue degradado por el Ejército Chileno.

1920

Juramento a la Bandera de Chile desde 1939

Chile Juramento a la bandera

El Juramento a la Bandera es una ceremonia militar celebrada cada año por el Ejército de Chile, en recuerdo de los 77 jóvenes soldados que combatieron hasta la muerte durante el Combate de La Concepción, entre el domingo 9 de julio y el lunes 10 de julio de 1882,​ este acto se ha efectuado cada 9 de julio a partir de 1939.​

En todas las guarniciones militares de Chile, los nuevos cadetes, dragoneantes y conscriptos, así como los noveles oficiales y suboficiales, juran fidelidad y lealtad a nuestra bandera y patria.

Fuentes y Enlaces de Interés

  1. Del Canto, Estanislao: Memorias militares del General D. Estanislao del Canto, Imprenta La Tracción, Santiago, 1927, I, 243-247.
  2. Márquez-Breton, Edmundo: op. cit., 65-66.

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