Carmen Marín o la endemoniada de Santiago
Carmen Marín o la endemoniada de Santiago | Bienvenido a Personajes de nuestra Historia |
1857 Primer caso de exorcismo documentado en Chile y Latinoamérica
Carmen Marín, o la endemoniada de Santiago (Valparaíso en Junio de 1838). Quedo Huérfana a temprana edad y la dejaron al cuidado de una Tía. Como a los 12 o 13 años ingreso a un Colegio de Monjas Francesas, es en este lugar donde comienzan sus “ataques”“… al mes de estar allí, una noche que se encontraba en oración en presencia del Santísimo Sacramento, sin ningún antecedente moral o físico, sintió un gran susto que ella no sabe a que atribuir; … se retiro a su cama y a media noche en sueños le pareció que estaba peleando con el diablo y se levanto de la cama para pelear con sus condiscípulas que habitaban en el mismo dormitorio. Desde este instante principia la enfermedad que la atormenta cerca de seis años consecutivos”.[1]Cuando el Arzobispado de Santiago se entera de estos episodios,ordena al presbítero José Raimundo Zisternas investigar, para confirmar o descartar un caso de posesión diabólica, conocida comúnmente como “acceso” en aquellos tiempos.
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- 1 Estuvo internada un año en el Hospital de Valparaíso en donde intento quitarse la vida. Vago algunos años por las calles de Valparaíso y luego llego al Hospital de San Borja. Tras ser declarada por los médicos como “incurable” pasa al Hospicio en donde es visitada por el Presbítero Zisternas y por varios médicos entre los que cuentan: Sazié, Armstrong, Padin, Fontecilla , Barañao, García y Carmona.
- 2 Síntomas de la Posesión. Habla en tercera persona y dice ser el demonio que allí habita. Durante sus ataques no se le ha podido hacer proferir una palabra sagrada, dando groseros epítetos a Dios y a los Santos. No se le ha podido hacer sufrir en ninguna parte del cuerpo, algún objeto sagrado por mas que se ha hecho para engañarla. Mientras sus pupilas están perfectamente recogidas entre los parpados, ve lo que se hace en su presencia y también conoce lo que se ejecuta por detrás. No presenta sensibilidad alguna, como lo ha manifestado con los alfileres y otras pruebas hechas. Responde preguntas que se le han dirigido en Francés, en ingles y en latín.
- 3 Predice sus siguientes ataques con exactitud. Cuando se le reza algún salmo o cántico en cualquier idioma se pone furiosa, dándose contra el suelo con tal violencia que es naturalmente imposible que la cabeza mas dura que se haya conocido hubiese podido resistir. Responde solo a los mandatos de sacerdotes en el nombre de Dios. Ningún remedio se ha encontrado en la medicina para sanarla ni para calmar la violencia de sus ataques. Solo se calma cuando le rezan el Evangelio de San Juan con los requisitos prescritos del ritual “Et verbum caro factum est” ( y el verbo se hizo carne y habito entre nosotros).
- 4. Opiniones Medicas.En la imagen el Dr. Carmona sostiene a Carmen Marin tras una sesión en la que participan varios médicos.
Es uno de los episodios más notable en la historia científica de Chile. Hacia 1857, nos encontramos en la segunda mitad del “decenio progresista, sobrio y digno del presidente Manuel Montt.
- 5: Convulsión de todos los músculos de la cabeza, del tronco y de los miembros, hinchazón o sublevación y represión alternativas del cuello, del pecho, del vientre, pudiéndose oír en este ultimo el ruido formado por los líquidos y gases contenidos en el tubo intestinal…” “ …nada tiene de sobrenatural esta enfermedad, nada de extraordinario sino la inmensa variedad de formas.“ “Esta enfermedad, que en medicina se llama histérico, es la que en mi concepto sufre la paciente en cuestión” .[2]
- 6:DOCTOR BENITO GARCIA. Realiza su informa en base a : Antecedentes fisiológicos – examen frenológico del cráneo – antecedentes de enfermedades de la paciente – antecedentes de la enfermedad en cuestión ( tomados de la paciente, de las hermanas de la caridad, de sacerdotes, caballeros y señoras) “Si hubiéramos de juzgar a doña Carmen Marín por su organización, diríamos que sería una buena esposa, excelente madre de familia, bastante moral, muy filantrópica, muy aficionada a lo bello, buena religiosa, con bastante capacidad para observar las cosas y más para reflexionar”[3]
- 7:Luego de su investigación, el doctor García descarta que la Marín presente : epilepsia o gota coral – histerismo – convulsión nerviosa – catalepsis – éxtasis – eclampsia – intermitente cerebral – enajenación mental – corea – sonambulismo – magnetismo espontaneo. Reconoce en ella “ una enfermedad nueva curada milagrosamente”.
- 8:Conclusiones del doctor García. Primero: que la enfermedad de doña Carmen no es fingida. Segundo: que la enfermedad de doña Carmen no es natural Cuarto: no es probable que lo de Carmen Marín sea una enfermedad nueva curada milagrosamente Quinto: LA CARMEN MARIN ES ENDEMONIADA.
- 8:DOCTOR MANUEL CARMONA. Realizando una investigación detallada sobre la vida de la Marín destaca algunos elementos: Tenia parentesco con una familia ilustre de la capital, cuya espiritualidad o excentricidad característica llevo a algunos de sus miembros hasta la locura. Durante sus años de vagancia por Valparaíso se la vio “familiarizarse con mujeres de mala fama” . Aquí habría aprendido algunas palabras de idioma extranjeros. Un episodio en el cual durante un ataque fue encerrada, dejándola a merced de un joven que le daba muestras de cariño. Coincidencia singular entre una anécdota de amoríos con un hombre llamado Juan y la predilección maquinal, y aun la curación de esta joven por el Evangelio de un santo apóstol que se llamo también Juan. ( ¿ A que signo me obedeces ? AL EVANGELIO DE JUAN )
- 9:Conclusiones del doctor Carmona. La joven presenta una enfermedad cuyo nombre es HISTERICO CONFIRMADO, CONVULSIVO Y EN TERCER GRADO. “dicha Carmen Marín no es poseída ni tampoco desposeída de tal demonio. Todo lo que hay de portentoso en ella es una rara manifestación de su alma, de esta alma que, según la fe y la razón, es un porción divina encarnada en toda criatura humana”[4]. Sus conclusiones las apoya en una hipótesis que prefigura la afirmación de la existencia de regiones mas allá de la conciencia del hombre. Carmona décadas antes que Janet y Freud ve en las crisis demoniacas expresión simbólica de instintos libidinosos, amores despechados, culpas y remordimiento.
La historia
Las polémicas arduas en torno a lo religioso y a lo político se desenvuelven en círculos reducidos, influidos por lecturas apresuradas de pensadores franceses, ingleses y alemanes”. Sin embargo, la discusión que rodeaban a la religión y la ciencia se trasladaron a las pequeñas habitaciones del Hospicio de las Hermanas de la Caridad ubicada en la antigua calle Maestranza. Una joven de unos 20 años de edad presentaba una extraña aflicción que los médicos de la época no lograban explicar convincentemente. A comienzos de agosto el Mercurio de Valparaíso incluía un artículo sobre una “niña que el vulgo y algunos presbíteros creen endiablada”.
Entre los síntomas que Carmen Marín presentaba, los cuales no tenían nada de sobrenatural, se encontraban “accesos de epilepsia cataléptica la que se desarrolla con todo su horror en ciertos momentos” los cuales la enferma podía predecir con bastante exactitud; ataques que la botan al suelo, los cuales fueron atribuidos a un histérico, muy parecidos a una epilepsia; convulsiones en todo el cuerpo, hinchazón y sonidos intestinales bastante exacerbados. Por último, el presbítero a cargo del caso señala, fuertes convulsiones de carácter, al parecer, nerviosa, realiza contorsiones con tal resistencia que ni siquiera cinco hombres logran detenerla, tampoco presenta sensibilidad en ninguna parte del cuerpo, no siente dolor a pesar de ser clavada con agujas. Hasta aquí, la medicina podía hacerse cargo del caso con cierta facilidad, la enfermedad era ampliamente conocida por los médicos de la época, se trataba de un histérico bastante agravado. Empero, había un aspecto de la enfermedad de Carmen Marín que desconcertaba a los facultativos, del mismo modo, era la razón por la cual el Arzobispo de Santiago había asignado un presbítero para que se hiciera cargo del caso.
Cuando Carmen llegó al Hospicio de las Hermanas de la Caridad, llevaba años padeciendo los ataques sin que nadie pudiera darle remedio. Sin embargo, comenzaba a correrse la voz alrededor del Hospicio sobre una muchacha que presentaba el aspecto de una poseída por el demonio. A partir de dichos rumores, el presbítero José Zisternas es invitado al Hospicio para que pudiera examinar a la joven. Sin embargo, se rehusó y atribuyo los rumores a la credibilidad de la gente y a la posibilidad de que Carmen estuviera fingiendo. Luego de recibir el mismo rumor en repetidas ocasiones, se deicidio a visitar el Hospicio en compañía de otros religiosos. Al llegar ahí inspecciono a Carmen y llamó a que trajeran una plancha caliente para ponérsela en el estomago, de este modo sabría si estaba fingiendo. A pesar de que no pretendía realmente utilizar la plancha, la enferma no se ceso sus ataques en ningún momento. Al estar en el Hospicio algunos de los presentes sugirieron que presenciara el efecto que tenía el evangelio de San Juan sobre la muchacha. Zisternas accedió y consigno lo siguiente en su informe sobre el caso:
“la enferma se agitó horriblemente, levantó el pecho de un modo extraordinario, formó un gran ruido con los líquidos que había en su estómago y, cuando el evangelio iba en más de la mitad, tomó un aspecto horripilante: dobló el cuerpo, abrió cuanto pudo la boca y los cabellos se le erizaron. En una palabra no parecía humana. Al momento de pronunciar las palabras et verbum caro factum est, el cuerpo de aquella muchacha se descoyuntó, la agitación calmó súbitamente cambió de inmediato la fisionomía, y dos minutos después de concluir el evangelio hemos hablado con otra persona".[5]
Ante la perplejidad del presbítero y de todas las personas presentes, la muchacha tomaba un aspecto normal y respondía amablemente las preguntas que pudieran hacerle los presentes. Este mismo hecho es el que desconcertaba a los médicos, ninguno de ellos lograba acabar con los ataques de Carmen, tampoco podían explicar por qué un grupo de palabras del evangelio si lograban calmarla. Zisternas se dispuso a descartar la posibilidad de una enfermedad natural antes de siquiera considerar la posibilidad de una posesión demoniaca. Para esto citó en el Hospicio a una serie de doctores para que la examinaran y pudieran entregar un diagnóstico sobre la muchacha. Andrés Laiseca y Mac Dermott concluyeron en sus informes médicos que la enfermedad no solo era claramente natural, sino que además se trataría de histeria. Por otra parte Vicente Padin y Joaquín Barañao reconocen que la medicina no era suficiente para clasificar los síntomas vistos, sin embargo, no se vuelcan por eso a la posibilidad de algo sobrenatural, simplemente la medicina no podría dar cuenta de la enfermedad en su estado actual de progreso. Sazie, quien también tuvo la oportunidad de examinar a Carmen, sostuvo al comienzo de su visita que se trataba de una farsa, rápidamente cambio su opinión y planteó que se trataba de una aflicción nerviosa, sin embargo, al presenciar el poder que tenía el evangelio sobre la muchacha se retiró del Hospicio y no emitió informe alguno. Eleodoro Fontecilla[6] no emite informe, tampoco se aventura a decir que la medicina no podría diagnosticar la enfermedad de Marín. En la carta que envía al presbítero señala que serían necesarias más observaciones para poder llegar a una conclusión, las cuales no se realizan y si diagnóstico queda indeterminado. Siguiendo la misma línea Zenon Villareal señala en la carta que envía al presbítero que hasta realizar nuevas observaciones no podría dar su parecer respecto de la joven.
De modo que solo dos de los facultativos que tuvieron la oportunidad de examinar a Carmen Marín dieron un diagnóstico preciso sobre su condición. Sin embargo, ninguno de ellos podía explicar el efecto que tenía el evangelio de san Juan sobre la muchacha. A pesar de sostener que se trataba de histeria, tampoco sabían como detener los ataques.
La medicina no lograba dar respuestas que se erguían en torno a Carmen Marín y sus curiosos ataques. Debido a esto el presbítero Zisternas se dispuso a exorcizar a la muchacha para acabar con su aflicción. Sin embargo el primer intento falló debido a la batahola de gente que se agolpaba en las mediaciones del Hospicio para presenciar los ataques de Carmen.
De modo que Zisternas no continuó, tapó la cara de Marín con una sábana, pues esta se encontraba en uno de sus ataques, y mandó a las Hermanas de la Caridad a que la llevaran a descansar apartada de toda la gente. Esto fue mal visto por los periódicos quienes no vacilaron en continuar sus críticas hacia el presbítero y al grupo de religiosos que lo acompañaban en su proceder en el Hospicio.
Diagnostico
El informe pericial de Carmona, diagnosticó una enfermedad nerviosa causada por las vivencias de Carmen Marín: "la verdadera causa próxima de todos los fenómenos y ataques observados y aceptados por mi (sic) en la joven Carmen Marín, es una alteración primitiva, crónica, sui géneris de los ovarios, y complicada con una lesión consecutiva de todos los centros nerviosos, y más claramente del eje o aparato cerebro-espinal; enfermedad evidentemente natural que tanto los maestros de la medicina, como el Diccionario de las Ciencias Médicas, clasifican como perteneciente al orden de las neuroses (sic), y cuyo nombre propio es el de HISTERICO CONFIRMADO, CONVULSIVO Y EN TERCER GRADO". Con este diagnóstico fue descartada una posesión.[7]
Discusión Religión y Ciencia
A medida que comenzaron los rumores sobre la enferma del Hospicio que parecía estar poseídos los periódicos locales se volvieron bastante críticos ante dicha posibilidad. El diario El País introducía la noticia señalando que “la creencia en la hechicería o en las mujeres poseídas del demonio, es uno de los numerosos errores que la antigüedad transmitió en herencia a los tiempo modernos”. El trabajo de los presbíteros también fue del mismo modo criticado, así El Ferrocarril los denomina “aprovechadores de este ciego y bárbaro fanatismo”, y el respaldar la posibilidad de una posesión “el sainete más ridículo e infame que puede darse en espectáculo a un pueblo civilizado”. Por esos días el Hospicio se llenaba de gente que concurría a presenciar los ataques de la endemoniada. “El espíritu supersticioso de la mayor parte de nuestras gentes, principalmente de las devotas, estimulaban sobre todo, a aquella excursión a un lugar apartado de Santiago”. La discusión entre religión y ciencia se iba acrecentando a medida que pasaban los días, por un lado los periódicos lanzaban duras críticas que eran respondidas por el presbítero en su informe, a lo que se agrega las publicaciones de la Revista Católica. Al comienzo del informe hecho por el presbítero, señala sobre la plancha caliente que sugiere para probar la veracidad de los ataques; “si no fuera que entre las muchas y gratuitas acusaciones que posteriormente se me han hecho”.
Zisternas se sentía acusado injustamente de causas como levantar la farsa de la posesión. Agrega que en casos normales bastaría con dar cuenta verbal de su investigación, sin embargo la gente conocería imperfectamente lo ocurrido al interior del Hospicio. Probablemente refiriéndose al artículo de publicado el 4 de agosto en El Diario el Ferrocarril donde señala “la imprudencia con que hombres que revisten el carácter sacerdotal y que prostituyen la fe religiosa, autorizando con sus palabras y con el evangelio el escándalo inaudito de una superchería”. El Mercurio de Valparaíso termina uno de sus artículos pidiendo que no se permita ningún sacerdote al lado de la enferma, “basta ya el mal papel que algunos sacerdotes han hecho ante la sociedad con motivos del mal de la mencionada enferma”. La Revista Católica, que había sido fundada tras la negativa que había recibido el arzobispado de Santiago para censurar los periódicos liberales pues contribuían al ateísmo, respondió las duras críticas de los principales periódicos de Santiago. En primer lugar, publica una apología a la plausibilidad de las posesiones demoníacas, en ella cita material sagrado al igual que supuesto material científico. Posteriormente publica un artículo llamado “El amor a la verdad” donde crítica duramente a los periódicos que se hacen llamar “la prensa ilustrada del país”. Además cuestiona el estatuto de la ciencia y los límites de la razón. Esto a razón de los médicos que examinaron a Carmen y no pudieron dar solución a los ataques.
Modernidad y Conclusiones
De acuerdo a un sentido bastante general y para nada crítico, lo que pretendo entender como una sociedad moderna, es en la cual “los productos de la actividad racional, científica, tecnológica, administrativa” rigen en ella por sobre las revelaciones o saberes religiosos. Weber sería el primero en establecer un vínculo entre la modernidad y la racionalidad en cuanto a lo social y cultural. Los procesos de racionalización habrían traído lo que denomina el desencantamiento del mundo, lo que resulta en una cultura profana. Es decir, se “remplaza, en el centro de la sociedad, a Dios por la ciencia y, en el mejor de los casos, deja las creencias religiosas para el seno de la vida privada”. En este sentido, Chile deja entre ver varios aspectos propios de una sociedad moderna. Entre ellos los periódicos citados donde se connotan aspectos religiosos como propios de tiempos pasados, de poco progreso y de escaza racionalidad. La hechicería y las posesiones serían resabios de culturas animistas. Sin embargo Chile contaba con una sociedad “sin tradición científica, o crédula al extremo”. Solo en 1833 se había fundado la escuela de Medicina de la Universidad de Chile, en un contexto donde la gente con tiene clara la diferencia entre un curandero y un médico universitario.
2015 TVN realiza teleserie La poseída"
Para el historiador de la Universidad de Chile, César Leyton, que asesora a la Producción de TVN de “La Poseída”, los hechos descritos, particularmente en lo relativo al exorcismo y la posesión diabólica, forman parte del “folclore” de la historia de Carmen Marín, en otras palabras, del intento de la autoridad eclesiástica de la época por ejercer control social.
Para él, lo realmente relevante del caso de la joven, que luego fue conocida como “la endemoniada de Santiago” por una publicación posterior, es su importancia como hito para el desarrollo de la ciencia, en particular para el surgimiento de la Psiquiatría como rama independiente de la Medicina.
“Las visiones historiográficas contemporáneas lo ven como el primer caso de la Psiquiatría (...) La interpretación del exorcismo es un tema folclórico”, sostiene el profesional.[8]
Pizarra
- Posterior a este evento, la psiquiatría comenzó a desarrollarse en Chile como una rama separada de la medicina. Entre los más importantes continuadores de la psiquiatría clínica, se encuentra Ramón Elguero, quien dictaba clases en la Escuela de Medicina sobre enfermedades nerviosas y trabajó como médico en el Manicomio Nacional entre 1860 y 1874. De esa labor surgió el único documento disponible de Elguero, Informe médico de la Casa de Locos. Memoria del Ministerio del Interior presentada al Congreso Nacional, de 1863.
- El más destacado médico de la rama fue Augusto Orrego Luco. Desde 1892 hasta su retiro de las aulas inauguró e impartió la cátedra de Enfermedades Nerviosas, la que continuó ejerciendo Joaquín Luco, quien luego la subdividió entre Neurología y Psiquiatría. Esta última fue dictada en los años consecutivos por los médicos Oscar Fontecilla, Arturo Vivado e Ignacio Matte, quien se distanció en 1966 del plantel. Tras la partida de Orrego Luco, tanto de la Universidad como de la Casa de Orates, se produjo un estancamiento en los conocimientos médicos y sus aplicaciones. Ejemplo de esta situación es que recién en 1925 se utilizaron teorías que Orrego Luco ya había analizado en 1879.[9]
- Para algunos de los investigadores de la época Carmen Marín hablaba varios idiomas porque había sido prostituta en Valparaiso, por lo que fue utilizada por diferentes marinos de muchos países, lo que le permitió conocer algunos de esos idiomas.
Fuentes y Enlaces de Interés
- Fuente: Carmen Marín/Revista Psicotopicos/24dic 2012
- La enferma del hospicio”, El Mercurio, Valparaíso, 3 de Agosto de 1857, p. 3
- “La niña espirituada”, El Ferrocarril, Santiago, 3 de agosto de 1857
- Memoria Chilena/Relación hecha al señor Arzobispo por el presbítero don José Raimundo Zisternas, sobre las observaciones verificadas en una joven que se dice espirituada
- ↑ Roa Armando, Demonio y Psiquiatría, pp, 181 – 182
- ↑ Roa Armando, Demonio y Psiquiatría, pp, 191 – 192
- ↑ www.scielo.cl/ LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IMAGEN FEMENINA A TRAVÉS DEL DISCURSO MÉDICO ILUSTRADO. CHILE EN EL SIGLO XIX
- ↑ Roa Armando, Demonio y Psiquiatría, pp, 314
- ↑ José Zisternas, “Relación hecha al señor (…)” (Santiago, Imprenta del Conservador, 1857), pp. 79, 80, 81 y 82
- ↑ Eleodoro Fontecilla, “Informe del doctor Eleodoro Fontecilla”, Santiago, agosto de 1857
- ↑ Roa, Armando. Demonio y psiquiatría: aparición de la conciencia científica en Chile, p. 314
- ↑ TVN El caso real detrás de "La Poseída"/Cons.5may 2015
- ↑ memoria chilena/Profesionalización de la Medicina en Chile (1750-1930) Neuropsiquiatría/Cons.5may 2015
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